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Cultura

Juan O’Gorman, artista global, integrado y solidario, cuyas ideas se mantienen vigentes

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En charla, Daniel Garza Usabiaga compartió la influencia que recibió O’Gorman de José María Velasco, del Dr. Atl, de Diego Rivera y Frida Kahlo

Sicom Noticias

Con motivo del XLII aniversario luctuoso del arquitecto, pintor y muralista mexicano Juan O’Gorman, el curador de arte y escritor Daniel Garza Usabiaga ofreció una charla que se transmitió por internet desde las instalaciones del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (Mcedryfk), recinto construido por el artista mexicano.

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del recinto de la Red de Museos del Inbal, ofreció la plática dirigida por Marisol Argüelles, directora de este recinto que el propio Rivera encargó a O’Gorman en 1931, y que se convirtió en una de las primeras casas de estilo funcionalistas de Latinoamérica.

Juan O’Gorman es de los artistas que se pueden llamar “integrados”. Se le conoce más como arquitecto y pintor, pero su actividad se extendía a muchas otras facetas, como la educación y el desarrollo de programas de estudio. Todas esas actividades, esas virtudes, estuvieron siempre integradas en su trabajo y su ejercicio de reflexión en cada una de ellas fueron constantes, de ahí su amplia herencia que ha dejado para la posteridad, dijo Garza Usabiaga.

Otro de los rasgos de O’Gorman –consideró Usabiaga— es que era un artista “global”, en especial en la pintura y en la arquitectura. “Fue un creador muy vasto que no se sentía a gusto con las etiquetas. Pensaba que sumarse a grupos o tendencias era como reducir sus referencias, por lo que nunca estuvo cómodo con categorizaciones o como parte de algún grupo”, refirió.

Lo “global” –agregó– le viene de las influencias que recibió de otros artistas, de otras latitudes del mundo. En la arquitectura sus grandes influencias fueron Le Corbusier y la arquitectura funcionalista, además de Frank Lloyd Wright y su arquitectura orgánica; en lo interno, dio especial trato a la arquitectura vernácula y tuvo un gusto especial por el art nouveau. En la pintura son claras las influencias que recibió de artistas como José María Velasco y Gerardo Murillo, Dr. Atl, además del propio Diego Rivera y Frida Kahlo.

Comentó que O’Gorman tuvo en su vida momentos afortunados y otros no tanto, en cuanto a la crítica a su trabajo multifacético. Se distrajo un tiempo de su carrera y luego tuvo una actitud crítica respecto a la arquitectura como negocio de las corporaciones de bienes raíces, eso lo hizo perderse un tanto del escenario y le acarreó un severo cuestionamiento de los especialistas.

Y recordó que “la crítica siempre intentó encasillarlo en corrientes y tendencias, a lo cual se opuso; por esos luego se le ignoró como artista, por razones políticas, por ejemplo, por su simpatía por las ideas de León Trotsky.

En ese sentido, su carrera fue muy accidentada, pero afortunadamente a comienzos de los años sesenta se dio una revaloración de su obra en todos los aspectos, principalmente porque lo que él advertía con anticipación, en materia ecologista y ambientalista, se estaba cumpliendo”.

Compartió que Juan O’Gorman escribió una autobiografía, la cual es muy interesante, porque “contiene cosas que se pueden constatar y otras que es imposible hacerlo, que son como muy ficticias o juegan con la verdad”. Por ejemplo, aquel romance que decía sostener con una bailarina anarquista, pero que más bien se refería a su enamoramiento de toda una época –los años treinta— y los ideales de Trotsky: el enamoramiento del movimiento anarquista.

Consideró que la vida y obra de Juan O’Gorman, a 42 años de su fallecimiento, no ha perdido vigencia y se mantiene en la resistencia de un arte con fines solidarios con el ser humano y con la naturaleza misma. Ahora que el museo que construyó recibe trabajos de rehabilitación nos damos cuenta del diálogo de su arquitectura con una ciudad que crece y que O’Gorman lo había advertido hace más de medio siglo.

Daniel Garza Usabiaga es doctor en Historia y Teoría del Arte por la Universidad de Essex y realizó el posdoctorado en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha sido curador de numerosas exposiciones y autor de varios libros de arte.