Especialistas y ambientalistas advierten sobre el impacto ambiental de los globos y recomiendan alternativas sostenibles, como buzones especiales o actividades comunitarias para entregar cartas.
Andrea Casco
A pesar del aumento en los precios y las preocupaciones por la contaminación, la venta de globos para enviar cartas a los Reyes Magos sigue siendo una práctica común en México. Esta tradición, profundamente arraigada, acompaña la llegada de Melchor, Gaspar y Baltazar cada 6 de enero, cuando niños y niñas envían sus peticiones escritas en cartas.
En distintos puntos del país, comerciantes ofrecen globos inflados con helio a un costo promedio de 45 pesos por unidad, un precio elevado que atribuyen al encarecimiento del helio. Según vendedores locales, el tanque de este gas pasó de costar 8 mil pesos en 2024 a más de 11 mil pesos en 2025, lo que ha impactado directamente en el precio al consumidor.
Pese a los costos, los comerciantes se muestran optimistas y esperan vender más de mil globos en esta temporada, destacando que esta tradición aún tiene gran demanda, especialmente entre las familias que buscan mantener viva la ilusión de los más pequeños.
Sin embargo, especialistas y grupos ambientalistas han reiterado su preocupación por los impactos negativos de esta práctica en el medio ambiente, debido a que los globos suelen terminar como desechos en áreas naturales. Recomiendan alternativas más sostenibles, como depositar las cartas en buzones especiales o entregarlas directamente en actividades organizadas por comunidades y autoridades locales.
La tradición de enviar cartas a los Reyes Magos sigue siendo un reflejo de la riqueza cultural de México, aunque enfrenta desafíos económicos y ambientales que podrían modificarla en el futuro.
