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Cultura

Orquesta Sinfónica de la UAEH inaugurará el programa artístico de la FUL 33

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Se ejecutarán piezas de autores como A. Borodin, Músorgski, Anton Arensky, Tchaikovsky, A. Glazunov y Rajmáninov. La virtualidad no le impidió a Kuchta mantener un repertorio dedicado a Rusia, el país invitado.

Redacción

Aun en la sana distancia, hacer un concierto es posible. Apoyado con una excelente tecnología y un protocolo extremo, la intervención de más de 70 músicos de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (OSUAEH), organizados en pequeños grupos, trabajaron en ensambles de alientos, cuerdas y percusiones.

Entre ensayos matutinos y grabaciones vespertinas, Gaétan Kuchta, director artístico de la Sinfónica de la UAEH, considera que la pandemia impone un reto a todos, pero que los ha hecho crecer. La agrupación es la encargada de la apertura artística de la FUL 33 este viernes 28 de agosto a las 20 horas, con el concierto Obras rusas, que se transmitirá a través de su Megaplataforma.

Se ejecutarán piezas de autores como A. Borodin, Músorgski, Anton Arensky, Tchaikovsky, A. Glazunov y Rajmáninov. La virtualidad no le impidió a Kuchta mantener un repertorio dedicado a Rusia, el país invitado.

Una de las vicisitudes con las que el director tuvo que lidiar para organizar los ensayos, fue trabajar con dos grupos de alientos el primer día, después con cuerdas y finalmente con un ensamble de percusiones, distribuidos en espacios diferentes a su sede, auxiliados con un circuito de cámaras y micrófonos.

Sobre la coordinación de la masa sonora que se logró para contar con una grabación limpia y de calidad, Kuchta tuvo que armar un “rompecabezas sonoro”. Supervisó cada detalle con la intención de obtener una buena edición y “crear” el concierto pieza por pieza.

Todo ello implicó un reto al que buscó sacar el mejor provecho. Al respecto, optimista declaró: “experimentar fue genial”.

Dispuso en los ensayos que sus músicos en lugar de compartir el atril con su compañero de rigor lado a lado, ahora tocaran uno detrás del otro, y a un metro y medio de distancia.

Siempre dudó si los músicos se escucharían dispuestos en esta nueva ubicación. Tampoco sabía cómo se registraría el sonido de cada sección, “finalmente lo logramos, nos escuchamos distintos, más íntimos, pero debemos estar más atentos”, explicó.

Por lo que se refiere a los alientos, utilizó paneles para dividir a cada músico, ya que son los que más se exponen al riesgo de contagio. En el caso de los oboes, el piso fue una y otra vez sanitizado.

Kuchta celebró que la tecnología le permitiera lograr un concierto, sin embargo, lamentó la ausencia del público. Para una orquesta las grabaciones pueden ser más complicadas, reconoce, es como estar ante un maestro que no perdona. Mientras que en vivo uno cuida no tener errores.

Contamos con un gran apoyo de tecnología, con muy buenas cámaras y micrófonos, pero esto no es garantía de calidad si no se hace de manera profesional, advirtió.

Kuchta revela que más que tener contacto con Europa para mejorar la experiencia virtual de las orquestas, estuvo en comunicación con sus colegas en México, para saber cómo estaban preparando su regreso.

A pesar de su cercanía con la Opera de París y las orquestas militares, reconoce que el futuro de los conciertos de orquesta en vivo está lejos, y hay que estar dispuesto a innovar todo el tiempo.

Estamos haciendo todo lo posible por regresar. Cuando abramos la sala de conciertos estaremos listos; sin miedo. El reto es muy fuerte para todos, haremos las cosas diferentes y con el mismo nivel de calidad, finalizó