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Cultura

Noche de encanto y seducción en el Palacio de Bellas Artes, Elīna Garanča cautivó al público con su voz

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La mezzosoprano letona sedujo y encantó al público en el Palacio de Bellas Artes con arias de ópera y fragmentos de zarzuelas en el inicio de la Temporada 2023 de la Compañía Nacional de Ópera del Inbal

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Un ambiente festivo y eufórico, y un aplauso que se prolongó durante más de quince minutos, coronó el pasado jueves por la noche la presentación de la mezzosoprano Elīna Garanča en el Palacio de Bellas Artes, en lo que significó el inicio de la Temporada 2023 de la Compañía Nacional de Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).

Exclamaciones de júbilo, admiración y asombro se dejaron ver y escuchar de principio a fin en esta Gala Elīna Garanča, en la que la mezzosoprano sedujo y conmovió al público que llenó la sala, con su cálida voz, su presencia imponente, su belleza y elegancia, pero sobre todo con su versatilidad y dominio del escenario, de la voz, del canto y de la música.

Acompañada por el director concertador Constantine Orbelian al frente de la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes, con el maestro Rodrigo Elorduy como director invitado del coro, Elīna Garanča (Riga, Letonia) ofreció una gala de canto con famosos fragmentos de óperas de autores como Giuseppe Verdi, Pietro Mascagni, Camille Saint-Saëns y Georges Bizet, así como de zarzuelas de Francisco Barbieri y Ruperto Chapí, “un repertorio dorado para mezzosoprano”, habría dicho previamente a la presentación.

Una voz en off se escuchó en el recinto cultural más importante de México para informar del regreso de la Ópera de Bellas Artes a las actividades presenciales y de la celebración, en 2023, del 75 aniversario de la máxima casa de ópera con eventos como esta gala.

Luego de que la orquesta y el coro interpretaron la obertura de Nabucco, de Verdi, en el escenario apareció la diva del canto ataviada con un largo vestido dorado y una capa negra y transparente que hacía contraste con su recogido cabello rubio. Y comenzó la magia…

Elīna Garanča interpretó el aria Voi lo sapete o mamma…, de la ópera Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni (1863-1945), y desde ese momento envolvió al público en un ambiente que se volvió encanto, y también frenesí, en exclamaciones de admiración y agradecimiento. Seductora, dramática, histriónica, la diva dorada siguió su embrujo con lo son l’umile ancella…, de Adriana Lecouvreur, ópera de Francesco Cilea (1866-1950).

La Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, con el director huésped estadounidense Constantine Orbelian, hizo gala de sus virtudes musicales en momentos específicos. Juntos ofrecieron Bacchanale, la sensual danza festiva de Sansón y Dalila, de Camille Saint-Saëns (1835-1921) y luego se agregó la diva del canto con la no menos brillante aria Mi corazón se abre a tu voz…

La fórmula se repitió con el Intermezzo de la ópera Cavalleria rusticana, de Mascagni, de la que dieron cuenta orquesta y coro, y luego Elīna Garanča complementó con Regina Coeli… Inneggiamo, il Signor non è morto…, marcando uno de los momentos más excitantes del concierto.

Si la primera parte de la gala fue entrañable para el público, no menos lo fue la segunda, la cual dio pie a temas en idioma español. Este segmento inició de manera instrumental con la Danza española núm. 1, de la ópera La vida breve, de Manuel de Falla.

La canción de la paloma, de la zarzuela El barberillo de lavapiés, de Francisco Asenjo Barbieri (1823-1894) y Cuando está tan honda…, de El barquillero, de Ruperto Chapí y Lorente (1851-1909), fueron las piezas que trajeron de nuevo al escenario a la diva dorada, esta vez vestida de manera igualmente deslumbrante con un vestido negro brillante y una enorme capa color rosa mexicano.

En una muestra del dominio de la escena, la mezzosoprano ganó aplauso tras aplauso con fragmentos de la ópera Carmen, de Georges Bizet (1838-1875): el Preludio (a cargo de la orquesta y coro), L’amour est un oiseau rebelle…Près des remparts de Séville…, y Les tringles des sistres tintaient…, esta última con la que la artista tomó asiento en el pódium y terminó bailando como toda una sevillana.

La presencia de la mezzosoprano letona impactó positivamente al público que le ofreció largos aplausos, pero más aun cuando la artista regresó en tres ocasiones al escenario ante los vítores y obsequió tres bises: un fragmento de la zarzuela La hija de Zebedeo, de Ruperto Chapí; la inusitada Granada, de Agustín Lara (“una obra que llevó en el corazón”, dijo), y el aria de Lauretta, O mio babbino caro , de la ópera Gianni Schicchi, de Giacomo Puccini, que cerró una noche de seducción, encanto, melancolía y de enorme celebración festiva para el canto y la música de nuestro país.

Con esta Gala Elīna Garanča el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, comenzó una serie de actividades conmemorativas por el 75 aniversario de la Compañía Nacional de Ópera. La siguiente será la ópera Orfeo y Eurídice, de Christoph Willibald Gluck, los días 12, 14, 16 y 19 de marzo.