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La historia no se niega, se aprende de ella

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Hoy el nombre de los Indios de Cleveland está en controversia porque algunos lo consideran racista y hasta el manager del equipo, Terry Francona, ha dicho que ese mote debe cambiar

Antonio Abascal

¿Usted sabe quién fue Louis Sockalexis? Fue un jugador de beisbol conocido como “el pie de ciervo del diamante” que vivió de 1871 a 1913, sólo estuvo tres campañas en la Liga Nacional pero las tres jugó como jardinero para los Spiders de Cleveland, es considerado como el primer nativo norteamericano en jugar en el beisbol organizado, un dato que comparte con Jim Troy quien fue cátcher de la Asociación Americana y algunos lo identifican como el primero y Moses Yellow Horse está identificado como el primer nativo con 100% de sangre indígena que militó en las grandes ligas y lo hizo en los tempranos 20.

Sockalexis nació en Maine en la reservación india de los Pebnocost (quienes vivían en el este de Estados Unidos y Canadá), empezó a jugar beisbol con el equipo del Colegio de la Santa Cruz con el que en dos campañas registró un promedio de bateo de .444 y cuando su coach consiguió trabajo en Notre Dame, el oriundo de Maine lo siguió; en 1897 jugó un partido de exhibición ante los Gigantes de Nueva York en el Polo Grounds en el que enfrentó cánticos racistas, mientras que los reporteros de la gran ciudad insultaron a una delegación de Pensobscots quienes llegaron a ver el juego.

Para ese momento se estaban cumpliendo 60 años de las políticas del Presidente, Andrew Jackson quien en 1830 firmó la ley del traslado forzoso que obligaba a los indios a moverse al oeste del Río Mississipi y facultaba al Presidente a actuar en contra de los que se encontraran al este de dicho río; se estima que unos 100 mil indios fueron trasladados. A partir de 1832 hubo varias guerras contra jefes que se negaban a dejar su territorio, la más importante contra “Halcón negro”, líder de las tribus sauk y fox a quienes terminaron derrotando y mostrando al propio “Halcón negro” como trofeo de guerra en un recorrido por Estados Unidos. Las políticas de Jackson también generaron la muerte de más de 4 mil cherokees en el denominado “Sendero de lágrimas”, una operación que ya llevó a cabo el Presidente Van Buren, recién electo, y que consistió en sacar de sus territorios a los cherokees para hacerlos recorrer 1,300 kilómetros hasta la reserva que se les había asignado.

En el caso de Sockalexis, el jardinero logró un contrato con los Spiders de Cleveland donde también afrontó cánticos y bailes racistas, sin embargo, logró una buena campaña en 1897 aunque sus problemas de alcoholismo lastraron sus condiciones; sólo fueron tres temporadas en ligas mayores pero llegó a ser considerado un estrella de los Spiders. Murió en 1913 y sólo dos años más tarde cuando el equipo de Cleveland luchaba por encontrar su identidad, cambió de mote ya que en ese momento se les conocía como los Naps por su manager Nap Lajoie, por lo que su dueño, Charles Sommers, sometió a un concurso entre los escritores de beisbol locales: “Indios” fue el nombre ganador por hacer referencia a la tradición del estado y también en honor de Louis Socalexis.

Hoy el nombre de los Indios de Cleveland está en controversia porque algunos lo consideran racista y hasta el manager del equipo, Terry Francona, ha dicho que ese mote debe cambiar; sin embargo, la aparición de ese mote no se debió a connotaciones racistas sino al contrario: De reconocimiento a la tradición nativa en el estado y en honor a uno de los primeros nativos que jugó en las ligas mayores. Hoy vivimos en el tiempo de lo políticamente correcto y donde se está intentando borrar el pasado a través de derrumbar símbolos y tirar estatuas por su relación con actos violentos contra las poblaciones nativas.

El problema de esta actitud es que de esa manera se quiere borrar el pasado en lugar de dar pie a una discusión que permita sacar conclusiones, aprender y mirar hacia el futuro. En el plano académico de Estados Unidos se ha discutido poco estos temas y no hay una base de datos significativa para hablar de los temas de los traslados de la población india, por ejemplo, el gobierno del vecino del norte fijó en 424 muertes producidas por el denominado “Sendero de lágrimas”, pero algunos expertos hablan de 4 mil fallecidos (dos mil en los campos y otros dos mil en el tren); en Estados Unidos el problema del racismo ha estado presente siempre tanto con los nativos, como con los afroamericanos y ahora con los latinos.

Retirar el nombre de un equipo de beisbol o uno de americano no borrará los problemas raciales en la Unión Americana, simplemente será un hecho políticamente correcto pero que no ayudará en mucho al reconocimiento real de los pueblos nativos; la historiadora Roxanne Dunbar Ortiz, autora del libro “Historia indígena de Estados Unidos” señaló en una entrevista: “Siempre ha sido difícil para los estadounidenses comprender su propia historia. Los historiadores de los Estados Unidos desempeñan el papel de guardianes de la verdad al escribir su propia historia sin la presencia de los Pueblos Indígenas, mientras que aquellos historiadores y antropólogos que se especializan en historias y culturas nativas del país tienen poco conocimiento del proyecto colonial de los Estados Unidos”, por lo que esta polémica por el mote de los Indios de Cleveland o de los Pieles Rojas de Washington en el futbol americano, más allá de que se logre el cambio de nombre, parece mucho más mediática que efectiva.

Durante mucho tiempo los afroamericanos han peleado por sus derechos y han mejorado algunos de ellos al evitar la segregación y, para ello, el mundo del deporte fue clave con el Black Power de 1968, pero en los últimos años cuando la violencia policial hacia ellos se ha recrudecido, el deporte ha vuelto a tomar fuerza como un espacio ideal no sólo para hacer reivindicaciones sino como un mecanismo para discutir las injusticias que afrontan y así en los últimos días el movimiento “Black Lives Matter” ha encontrado en los deportistas una gran caja de resonancia, a tal grado que hasta la tradicionalmente ligada a la parte patronal, NFL, ha tenido que reconocer las manifestaciones de sus atletas. Ese es un camino mucho más productivo que cambiar motes.

La historia no se borra; quitando el mote de los Indios no se borrará la ley de traslado forzoso, el sendero de lágrimas o los años en los que los nativos han sido objetos de cánticos racistas y de injusticias; borrar la historia no arregla los problemas, sólo esconde la basura debajo de la alfombra; borrar un mote puede ser correcto hoy, pero también se lastima la esencia de los equipos. En el caso de Cleveland se buscaba reconocer la herencia de esos pueblos y, también, al primer nativo que jugó en ligas mayores. 

Sin los Indios de Cleveland, ¿quién se acordaría, de vez en cuando, de Louis Sockalexis y lo que tuvo que enfrentar para jugar a pesar de vivir en una sociedad racista? Discutir por un mote no tiene mucho sentido, hacerlo por dotar de mejores condiciones a los sobrevivientes sí, porque de nada servirá enterrar a los “Indios” y “Pieles Rojas” si lo que queda de los pueblos nativos en Estados Unidos va a seguir viviendo aislado y sin un verdadero reconocimiento.