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Finaliza la restauración de la torre norte y las cubiertas de la Parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, en Taxco, Guerrero

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Bajo la supervisión del INAH, se hicieron acciones de refuerzo estructural con un andamio unidireccional de 47 metros de altura.

Sicom Noticias

A mediados del siglo XVIII, cuando los grandes templos católicos requerían décadas o incluso siglos para ser construidos, la Parroquia de Santa Prisca y San Sebastián, emblema de la comunidad de Taxco, en Guerrero, fue edificada en solo siete años, para tal hazaña sumó a centenas de trabajadores, canteros y artistas novohispanos.

En nuestros días, un esfuerzo también titánico se realiza para revitalizar esta joya de la arquitectura barroca, como lo prueba la reciente restauración, supervisada por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la torre norte y las cubiertas.

Las acciones, emprendidas entre agosto y diciembre de 2023, formaron parte de la tercera etapa de trabajos entre diversas instituciones –luego de dos fases previas, realizadas entre 2017 y 2020, y en 2021–, para resarcir los daños que el inmueble sufrió a causa de los sismos de septiembre de 2017.

En la actualidad, explica el arquitecto del área de Monumentos Históricos del Centro INAH Guerrero, José Luis López Suárez, se ha brindado consolidación estructural a los muros, el tambor, luces, cúpula, linternilla, bóvedas, torres-campanario y remates decorativos (pináculos) de la edificación.

Como parte de la reciente temporada de trabajo, se instaló un andamio unidireccional para la restauración, el cual fue usado por primera vez en Guerrero. Esta estructura, de 47 de metros de altura y 50 toneladas, permitió abordar la torre norte desde su base hasta su remate, a la vez que facilitó la liberación y reintegración de juntas constructivas, la consolidación de núcleos y el refuerzo de sus dos cuerpos mediante la instalación de 12 tensores y un cinturón de compresión.

A partir del diálogo entre los equipos de trabajo del INAH y de la empresa contratista, se determinó colocar los tensores en puntos estratégicos para mantener su función estructural y evitar dañar la ornamentación de la torre.

“Si bien la torre y el templo mismo están siempre sujetos a movimientos, los tensores y el cinturón son elementos pasivo-reversibles que brindan cohesión a la estructura ante algún movimiento sísmico. Y la prueba de que funcionan es que el 7 de diciembre de 2023 hubo un temblor de 5.7 grados Richter y el santuario no registró afectación alguna”.

De acuerdo con el especialista, otra tarea minuciosa fue la hecha en la torre norte, por el área de restauración de la empresa contratista, donde se limpió su ornamentación barroca, afectada por la presencia de líquenes, microflora y otros derivados de la humedad y el intemperismo.

Al respecto, la residente de obra de la firma contratista, Areli Gutiérrez Barón expresó que: “como oriunda de Taxco, para mí era importante que se hiciera un buen trabajo, tanto profesional como sentimentalmente, ya que este templo es la mayor atracción turística de la comunidad”.

Durante la intervención se hizo la consolidación, el cosido y la inyección de diversas grietas derivadas del sismo, tanto en la cubierta como en el intradós del templo, hacia el área del coro. Además, se liberaron y reintegraron entortados y enlucidos, y se impermeabilizaron las cubiertas con jabón y alumbre.

En el proceso, concluye José Luis López, hubo retos como atender daños que no habían podido registrarse hasta tener la cercanía brindada por el andamiaje, o bien, desafíos logísticos, como introducir los materiales e instalar las estructuras necesarias para la intervención en las madrugadas, pues se cuidó no alterar el flujo turístico ni congestionar las intrincadas calles del antiguo real de minas.

Actualmente, por medio del Programa Nacional de Reconstrucción, se trabaja en la consolidación, refuerzo estructural y limpieza de la torre sur de la parroquia. Asimismo, se ha emprendido una campaña entre los devotos del templo, encabezada por el párroco Tomás Martínez Rivera, para obtener donaciones para un proyecto adicional de limpieza de la fachada del recinto.

“Santa Prisca es un monumento único a nivel mundial, don José de la Borda, quien, en su momento, fue la persona más acaudalada del orbe, ordenó su construcción como una muestra de fe y como un regalo a su hijo, quien se había ordenado como sacerdote. Ahora, nos complace ver que se realizan trabajos sin precedentes para recuperar este templo, visitado a diario por católicos y no católicos, quienes vienen a Taxco para admirar la belleza de nuestra parroquia”. finaliza el presbítero.