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Deporte a Fondo | Premios y castigos

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La columna de Antonio Abascal

El Como logró su ascenso a la Primera División italiana tras veintiún años de ausencia https://twitter.com/i/status/1789291269262381429, se sumó al Parma que también regresa al máximo circuito; en Alemania, el Holstein Kiel jugará por primera vez en la Bundesliga https://twitter.com/i/status/1789785870209266001 y el Saint Pauli, con tanto fervor de sus aficionados y con su clara afiliación política de izquierda, también está de regreso luego de trece años; en España se vive una segunda división muy pareja done el Valladolid ha tomado el liderato por un punto de ventaja sobre el Leganés aunque ambos tendrían el ascenso directo, sin embargo el Eibar todavía tiene sus opciones ya que sólo está tres puntos por debajo del líder a falta de tres partidos. En este momento, equipos de tradición como el Espanyol de Barcelona, Oviedo y Racing de Santander se meterían al playoff por el último boleto a la Primera, con un Sporting de Gijón y Elche muy cerca de esa última posibilidad.

Un histórico como el Deportivo La Coruña, campeón de liga en la 99-2000, semifinalista de Champions League y campeón de la Copa del Rey en dos ocasiones, 94-95 y 2001-2002 (la del centenariazo en el Bernabéu) logró su ascenso del Grupo uno de la Primera RFEF con lo que regresará a la segunda división española https://twitter.com/i/status/1789999073707110868. En Inglaterra ya ascendieron a la Premier League el Leicester que está de regreso y el Ipswich Town (hacía veinticuatro años que no estaba en el máximo circuito), mientras que Leeds United, Southampton, West Bromwich y Norwich jugarán un playoff para ocupar la última plaza vacante. En Alemania, el Fortuna Dusseldorf tendrá una última oportunidad enfrentando al antepenúltimo lugar de la tabla de la Bundesliga, que, a falta de un partido, ocupa el Unión Berlín.

Todos estos equipos son los que ahora festejan en grande con sus aficiones porque ya han regresado al máximo circuito o están cerca de conseguirlo, pero para que ellos puedan reír, deben existir equipos que tienen que pagar sus malas temporadas: En España, Almería y Granada ya descendieron, mientras que el Cádiz está muy cerca de ser el tercero, pero matemáticamente todavía puede meter en la danza al Celta, al Rayo Vallecano, al Mallorca de Javier Aguirre y hasta Las Palmas ya que suma 29 puntos por 37 del equipo insular cuando faltan nueve puntos por disputarse; en Inglaterra ya están los tres equipos que descienden: Sheffield, Burnley y Luton; en Italia la Salernitana de Guillermo Ochoa ya bajó, pero Sassuolo con 29 puntos y Udinese con treinta todavía pueden salvarse a expensas de Empoli y Frosinone que tienen 32, Cagliari con 33 y Hellas Verona con 34 ya que ahí faltan dos juegos para cerrar la temporada; mientras que en Alemania el Darmstadt está condenado, el histórico Colonia (que en los ochenta competía en Europa con el trabajo de Harald Schumacher en la portería y de Pierre Michelle Littbarski de mediocampo hacia adelante) todavía puede evitar el descenso directo para lo cual está obligado a la victoria en la última jornada ante el Heidenhem y esperar un nuevo descalabro del Unión Berlín, sin embargo, ese es el mal mayor ya que nadie salva a las “cabras” de jugar el playoff ante el Fortuna Dusseldorf https://www.youtube.com/watch?v=ntR-91CVOhI.

Son ejemplos de ligas bien establecidas, de ligas que a pesar de los tiempos comerciales que vivimos no han perdido de vista una de las máximas del deporte: La meritocracia. Los equipos que mejor trabajan reciben premios que van desde los campeonatos no sólo en la liga sino también en la copa, clasificaciones a torneos internacionales o mantenerse en el máximo circuito, en contraparte las escuadras que trabajan mal, que no se refuerzan bien, que cambian constantemente de técnicos reciben un castigo que es caer a otra división donde pueden purgar sus pecados o hundirse más como en su momento sucedió con el Deportivo La Coruña que estuvo en el equivalente de una tercera división durante cuatro años. No importa si se trata de un club histórico, como el propio Deportivo o el Colonia en Alemania, si haces mal las cosas vas a recibir un tremendo castigo para el club y para la afición, pero de la misma manera las aficiones que hoy están de regreso están felices y festejan con todo porque algunas de ellas, la del Holstein Kiel, vivirá por primera vez la Bundesliga y otras porque están de regreso como la del Leicester City https://twitter.com/i/status/1789407872205431260.

Estos son ecosistemas más sanos que algunas ligas en el continente americano, los jilgueros ponen de ejemplo a la de Estados Unidos que no tiene este sistema meritocrático del ascenso y del descenso, pero se olvidan de algunos aspectos esenciales: Es una liga con poco historial, cuyo desarrollo ha sido distinto al de las ligas en Europa, Sudamérica e incluso México, porque desde un principio fue diseñada sin estas figuras del ascenso y del descenso siguiendo la lógica del deporte en el vecino del norte que carece de esta idea tanto en la NBA, NFL, NHL o en las Grandes Ligas. Ya desde tenor no hay punto de comparación entre México y Estados Unidos, porque nuestra liga, fundada en 1944, siempre estuvo diseñada bajo la idea de ascenso y descenso, si bien han cambiado las formas para operarlo.

Desde la tabla de posiciones, hasta la famosa liguilla por el no descenso que generaba una serie a ida y vuelta entre el último y penúltimo lugar que muchas veces dio pie a partidos dramáticos y hechos violentos que obligaron a cambiar el formato como aquel Zacatepec vs Necaxa de 1985 donde los necaxistas se quedaron en primera división y generaron prácticamente en la desaparición del equipo del ingenio azucarero como plaza en el máximo circuito a pesar de su rica historia, de los campeonatos que había obtenido y sobre todo de la cantera que significaba para el futbol mexicano https://www.youtube.com/watch?v=Koi8leH_1jo. Luego vino la era del cociente que buscaba castigar al equipo que ligara varias campañas de mediocridad si bien le daba una oportunidad al peor del torneo de quedarse; vino la época de los torneos cortos donde el cociente seguía definiendo al equipo que recibía el castigo de descender, aunque con dos campeonatos en el ascenso, se tenía que jugar una final entre esos dos campeones para determinar cuál de ellos llegaría a la Primera División https://www.youtube.com/watch?v=5IVPy7fjLpQ&t=438s.

A lo largo de la historia hubo torneos donde se realizaron promociones para crecer el número de equipos en Primera División, así, por ejemplo, regresó el Puebla al máximo circuito en 1970, o hubo algún torneo, la 86-87, donde se disputaron 42 jornadas (cuarenta partidos por equipo) ya que había veintiún equipos ya que sí hubo ascenso, pero no descenso debido a los torneos cortos que se realizaron antes del mundial de México 86; por ello, las Cobras de Querétaro lograron el ascenso y jugaron ese torneo en la Primera División.

Premio y castigo: Meritocracia pura en el desarrollo de los torneos es uno de los factores que le dan vida a las ligas y evitan una mayor mediocridad; en cambio en México se optó por la desaparición del ascenso y del descenso, se creó una división llamada Expansión donde los equipos están condenados a competir por un premio de latón, por una cantidad de dinero que ni siquiera cuenta con la transparencia para garantizar que se pague. Así la mayoría de esas escuadras está condenada a la desaparición, mientras que los jerarcas imponen requisitos francamente grotescos para reabrir el derecho a ascender, dichos requisitos que incluyen un aforo de aficionados e instalaciones propias (cuando en la Liga MX hay equipos que incumplen este requisito) a tal grado que sólo dos clubes han logrado la llamada certificación: Atlante y U de G, que se enfrentaron ayer en la final con triunfo atlantista https://www.youtube.com/watch?v=L-6iC97nalc. A estas alturas de la temporada siempre se habla en los medios del regreso del ascenso y del descenso y al momento de la asamblea de dueños aparece la promesa, pero para un período posterior que se vuelve a mover, convirtiendo esta posibilidad en un cuento sin final.

Ahora la narrativa ha cambiado algún elemento, se habla de que los equipos de la Liga Expansión han amenazado al todopoderoso comisionado, Juan Carlos “La Bomba” Rodríguez, de acudir ante la FIFA acusando de monopolio a la Liga MX si no se abre de una vez por todas el ascenso y el descenso, se habla de que en la próxima asamblea se discutirá el tema con mayor seriedad porque no se quiere molestar a doña FIFA ahora que se han ganado más migajas (perdón, partidos del mundial de 2026 incluyendo la histórica inauguración en el Estadio Azteca y un camino más amigable para la selección mexicana en dicha justa), pero también se habla de que si se llega a abrir el ascenso y el descenso sería con los mismos requisitos por lo que sólo dos equipos cumplirían con el cuaderno de cargos, los ya mencionados Atlante y U de G.

Lo que muchos no se han dado cuenta es que esta figura del ascenso y del descenso garantiza al aficionado un mayor interés de los clubes: El Puebla acaba de firmar su peor torneo de la historia con la ridícula cantidad de cinco puntos de cincuenta y uno en disputa para una efectividad del 9.80% que resulta irrisoria y que demuestra la falta de competitividad que tuvo el primer equipo; sin embargo, los días pasan y la directiva sigue escondida, apenas el pasado miércoles dio a conocer que el técnico Andrés Carevic no seguiría en la institución, se han anunciado tres bajas por terminar contrato, pero todavía no se explica el nuevo proyecto deportivo que encabeza el español Ángel Luis Catalina, cuáles son los objetivos para los próximos torneos, cuáles serán las bajas y qué tanto se podrá reforzar a un equipo que no tuvo ni pies ni cabeza el semestre anterior.

Al no existir la figura del ascenso y del descenso, los dueños se han tirado a la hamaca porque saben que no hay un castigo máximo, la Federación habla de tres multas para los tres últimos lugares en la tabla de cocientes, pero no existe la transparencia de cumplir con el supuesto castigo. Hay dueños que llevan varias multas, algunos por partida doble por la multipropiedad, como Grupo Caliente con Tijuana y Querétaro y a la luz de la tabla de cocientes siguen pagando gustosos porque sus equipos siguen en la mediocridad absoluta, desde que Juárez llegó a la Liga Mx vía la compra de la franquicia de Lobos BUAP ha quedado en los últimos lugares para pagar la multa, al igual que el Mazatlán, el otro equipo del grupo del Ajusco, dueño del Puebla de la Franja que ahora estará metido en la danza. Es decir, los dueños prefieren “pagar” la multa que invertir y sacar a sus escuadras de los últimos lugares en lo que es la máxima demostración de mediocridad, una mediocridad incentivada por la propia Liga a través de sus reglamentos. Aunque cabe aclarar que a pesar de los cinco puntos en el Clausura 2024, el Puebla no habría descendido por sus buenos anteriores (finalizó en la décima segunda posición), mientras que los Xolos de Tijuana habrían caído a la llamada Liga Expansión.

La Liga MX acabó con la meritocracia, con la idea de premio y castigo y condenó a muchas aficiones a no tener una alegría de ver a sus equipos ascender, por ejemplo, la afición del Atlante ya podría haber vivido esa emoción, pero al contrario sólo acumula títulos de latón y aunque algunos podrían pensar que las aficiones de los equipos que actualmente militan en la Liga MX están en el cielo porque no tienen que pasar por el trago amargo de un descenso, la realidad es que están condenadas a algo peor: Vivir en la mediocridad, sin que haya cambios tras un mal torneo (que todo club puede tener), el problema es cuando no hay interés de mejorar porque no hay un castigo deportivo que obligue a una mayor inversión, a un trabajo más aseado por parte de los grupos de inteligencia deportiva. 

Hubo un tiempo, ligado a Emilio Maurer y César Luis Menotti, donde se pretendió que el futbol mexicano creciera, hubo un tiempo en que a pesar del regreso del imperio se buscó acompañar la parte comercial de algo de crecimiento deportivo; hoy prima la lógica comercial, aunque eso signifique hundir al futbol mexicano en la máxima mediocridad, como se ejemplifica en Puebla y sus cinco puntos, pero sobre todo en tres semanas desde que acabó la fase regular sin explicaciones del nuevo proyecto deportivo en la Franja. Se vivió el peor torneo de la historia, pero eso sólo parece afectarle a la verdadera afición porque ni siquiera se ha sido capaz de pedir disculpas (el que lo hizo ya se fue) por los pésimos resultados cosechados.