Los talleres, dirigidos a niñas, niños y jóvenes de entre seis y 14 años, específicamente de la comunidad de San Bartolo Ameyalco, en la Ciudad de México, buscan motivar la confianza en sí mismos.
Redacción
El Colectivo Canario presenta una serie de videos, en la cual se describe el desarrollo del proyecto Mi pequeña gran historia de terror, a partir del 11 de agosto en Cocinar el teatro. Laboratorio de procesos creativos, plataforma impulsada por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro.
Egresadas de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBAL y del Centro de Capacitación Cinematográfica de la Secretaría de Cultura conforman el Colectivo Canario con el objetivo de crear nuevos públicos y expandir los beneficios del acercamiento a las artes escénicas desde edades tempranas. Su primera puesta en escena, Mi pequeña gran historia de terror, fue seleccionada por convocatoria para participar en el Programa de Residencias de Teatro Comunitario de la Coordinación Nacional de Teatro del INBAL.
Puesta en escena y talleres como corpus del proyecto
El proyecto del Colectivo Canario consiste en un montaje y una serie de talleres en torno a una investigación sobre el miedo: ¿cómo convertirlo en valentía? La respuesta que se plantea a niñas y niños es que debe ser enfrentado con imaginación.
“Nos dimos cuenta que tenemos miedo desde muy temprana edad y es algo que nunca se va; se mantiene en constante transformación. Nos interesa hablar de ello, pero no de una forma ingenua, porque hay miedos muy profundos que experimentamos desde pequeños, como el que se tiene a la soledad o al rechazo, los cuales vienen de carencias y son inherentes al ser humano. A raíz de la pandemia nos propusimos trabajar a partir de la premisa de que la carencia crea comunidad, misma que puede ayudar a que cada quien enfrente su propio miedo”, refirió la actriz Raquel Diner.
Los talleres, dirigidos a niñas, niños y jóvenes de entre seis y 14 años, específicamente de la comunidad de San Bartolo Ameyalco, en la Ciudad de México, buscan motivar la confianza en sí mismos y promover las relaciones de respeto y el trabajo en equipo.
“Queremos profundizar en el tema de la obra, así como generar un espacio de convivencia directa que involucre experiencias artísticas y culturales nuevas para esta comunidad donde crecí, con el objetivo de crear una puesta en escena en la que el grupo se sienta aludido y representado. Al mismo tiempo, nos brinda la oportunidad de estar conscientes de nuestros aciertos y fallas, lo que ayuda a permanecer en diálogo con el proyecto”, concluye Diner.
Videos demostrativos
Mediante los videos, las integrantes del colectivo y el director de escena, Ricardo Rodríguez, explican de qué trata la obra y comparten una serie de juegos y consejos que ilustran la idea del miedo abordada en el montaje y en los talleres.
Es así como la compañía, a través de distintas cápsulas, enseña a elaborar una mochila para emergencias; explica la manera de utilizar la metáfora para expresar lo que sentimos; anima a niñas y niños a hacer un amuleto que permita vencer los temores a través del juego; ayuda a entender los terremotos; muestra cómo hacer una cueva para comprender que no es malo querer estar sola o solo, e indica cómo confeccionar una caja para guardar nuestro peor miedo.
Mi pequeña gran historia de terror cuenta con dramaturgia de Penélope Alfeirán, dirección de escena de Ricardo Rodríguez y actuaciones de Fryda Vázquez, Alejandra Xilonen y Raquel Diner.
