La festividad de la Santa Cruz no solo tiene un significado religioso, sino que también representa un reconocimiento social al esfuerzo de los albañiles
Brisselda Sarabia
En la región de la Mixteca, cada 3 de mayo se celebra con fervor el Día de la Santa Cruz, una festividad estrechamente ligada al Día del Albañil, en honor a uno de los oficios más antiguos y esenciales en la sociedad: la construcción.
La conmemoración fusiona fe, cultura y trabajo. Cientos de albañiles de la zona participan en misas, bendicen cruces y conviven con sus compañeros en los lugares donde laboran día a día. Aunque algunos continúan con su jornada laboral, otros detienen el trabajo para celebrar y agradecer.
Las actividades comienzan con una misa en la iglesia principal de cada comunidad. Los albañiles acuden con una cruz de madera, elaborada por ellos mismos, la cual es bendecida por el párroco y posteriormente colocada en lo alto de la obra como símbolo de protección y agradecimiento.
Juan Hernández, albañil con más de 15 años de experiencia, relató que inician la jornada con un acto de fe:
“Al levantarnos, lo primero que hacemos es la señal de la Santa Cruz, pidiéndole a Dios que nos proteja y que no haya accidentes en la obra.”
Aunque muchos continúan trabajando, la fecha también es una oportunidad para compartir alimentos, bebidas y momentos de camaradería.
“Nos reunimos ahí mismo en la obra. Comemos, platicamos y agradecemos que tenemos trabajo, aunque sea solo para sobrevivir”, expresó Juan, quien trabaja al menos ocho horas diarias.
La festividad de la Santa Cruz no solo tiene un significado religioso, sino que también representa un reconocimiento social al esfuerzo de los albañiles, quienes con sus manos construyen hogares, escuelas, caminos y sueños, muchas veces en condiciones adversas.
En la Mixteca, esta tradición permanece viva en cada municipio, reflejando el orgullo, la fe y la identidad de un oficio que se transmite de generación en generación.
