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Abren la Cripta de los Obispos, tradición en Puebla cada 2 de noviembre

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La historia cobra vida en este espacio único, ya que las cenizas de figuras notables como los hermanos Don José Ignacio y Don Octaviano Márquez y Toriz, oriundos de Tlaxcala, reposan en ese lugar.

Pilar Pérez

Cada 2 de noviembre se convierte en una fecha especial para los amantes de la historia y la cultura en Puebla, ya que es el único día del año en el que se permite el acceso público a la Cripta de los Obispos, un lugar de profundo significado religioso e histórico que se encuentra detrás del altar mayor de la majestuosa Catedral de Puebla.

Alberga los restos de 23 personas, de las cuales seis son arzobispos y el resto obispos, representando un importante linaje de figuras religiosas que desempeñaron un papel fundamental en la historia de la Arquidiócesis de Puebla. Entre los destacados se encuentran Fray Julián Garcés, el primer obispo de Puebla, y el último arzobispo, Don Rosendo Huesca Pacheco.

La historia cobra vida en este espacio único, ya que las cenizas de figuras notables como los hermanos Don José Ignacio y Don Octaviano Márquez y Toriz, oriundos de Tlaxcala, reposan en esta cripta. Cada uno de estos líderes religiosos dejó una huella imborrable en la historia de la región y la iglesia.

Por lo tanto, en el marco de este día especial, cientos de personas se dieron cita para explorar la Cripta de los Obispos. La oportunidad de acceder a este sitio sagrado y presenciar la rica historia religiosa y cultural de Puebla es un evento único que la Arquidiócesis de Puebla ofrece al público solo una vez al año.

La visita a la Cripta de los Obispos es una oportunidad para conectarse con el pasado y rendir homenaje a las figuras religiosas que han dejado un legado perdurable en la región. Además, es una manifestación de la importancia de preservar y compartir el rico patrimonio histórico y religioso de Puebla.