La columna de Sergio Castro
Han pasado más de 2 años desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania, fue el 24 de febrero de 2022 cuando el presidente Vladimir Putin ordenó una intervención militar en el país ex soviético que días antes había solicitado su ingreso a la OTAN, liderado por Estados Unidos.
Al principio, el país más poderoso del mundo y los integrantes del organismo prometieron todo el apoyo para Ucrania, cientos de millones de dólares, armamento y algunos, incluso, elementos activos para defender una tierra que no es suya. La OTAN prometió que Ucrania saldría victorioso de la guerra. Sin embargo, las cosas al parecer no salen como planearon. Primero, el país liderado por Volodimir Zelenski se topó con pared al enterarse que Joe Biden no aceptaría tan fácil su ingreso al organismo debido a (quizá) las amenazas de Putin por actuar contra los integrantes si decidían aceptar la solicitud de Ucrania.
Ahora el problema se agrava. Los grandes acreedores privados de Kiev están “perdiendo la paciencia” y presionan para que Ucrania reanude el pago de los intereses de la deuda pública. Empresas internacionales como BlackRock y PIMCO exigen a Kiev el pago de los intereses de la deuda por un importe total de aproximadamente 500 millones de dólares al año… Los acreedores están formando una comisión y contratando consultores para negociar la reanudación de los pagos suspendidos tras el inicio de la guerra…
El tiempo se agota y Zelenski tiene que tomar una decisión importante: seguir suplicando a Estados Unidos y Occidente su apoyo desmedido para continuar con una defensa que evidentemente no puede ganar, o acceder a la petición de Rusia de retirar la solicitud de ingreso a la OTAN y reconsiderar reanudar las relaciones bilaterales entre ambos países.
Bien dicen que en la guerra y en el amor todo se vale, pero la guerra sin dinero no es guerra. ¿Quién seguirá financiando a Ucrania? Y lo más importante ¿Cómo pagará Kiev a los acreedores y a los países “socios” que tanto le prestaron?
Es la misma situación que viven los países que aceptan préstamos con el Fondo Monetario Internacional o del Banco de los Estados Unidos, están “atados” a la voluntad de la Unión Americana. El tiempo y las elecciones de noviembre definirán la situación bélica que viven los países de Medio Oriente y de Oriente…
