Algunos pasajeros que tenían como destino visitar a sus familiares se vieron obligados a esperar más de 45 minutos para abordar un autobús.
Pilar Pérez
Este 2 de noviembre, las calles de Puebla amanecieron despejadas de tráfico, lo que brindó a poblanas y poblanos condiciones más favorables para llevar a cabo sus actividades cotidianas.
Los automovilistas, en particular, experimentaron un flujo de tráfico más ligero, lo que les permitió desplazarse con mayor rapidez de un lugar a otro en cualquier momento del día.
Sin embargo, para aquellos que dependen del transporte público, la jornada se caracterizó por complicaciones. Escasas unidades de diferentes rutas estuvieron operativas, lo que generó retrasos y tiempos de espera considerablemente largos.
Algunos pasajeros que tenían como destino visitar a sus familiares se vieron obligados a esperar más de 45 minutos para abordar un autobús, a pesar de que normalmente la frecuencia de paso es de aproximadamente 5 minutos entre una unidad y otra, lo que dificultó su llegada a tiempo a sus destinos.
Por otro lado, otros usuarios del transporte público lograron abordar sus unidades, pero también experimentaron demoras que los llevaron a llegar tarde a sus lugares de trabajo.
La disponibilidad reducida de unidades en circulación durante este día festivo impactó la movilidad de quienes confiaron en el transporte público para llevar a cabo sus actividades, generando diversas experiencias para los habitantes de Puebla.
