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Versión estenográfica secretaria de Gobernación en conferencia matutina. Palabras con motivo del Día Internacional de las Mujeres

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Acto encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde el estado de Michoacán.

Sicom Noticias

Presidente, compañeras, desde la primera secretaria de Estado que hubo en México en 1980 y hasta hoy, somos 37 las mujeres que hemos ocupado esta responsabilidad, de 1980 al año 2018 fueron veintiuna las mujeres secretarias de Estado, el 56 por ciento de toda la historia nacional en 38 años. El resto, las otras 16 mujeres que hemos sido secretarias de Estado, el otro 43 por ciento ha sido en los últimos cinco años.

Se nota la diferencia entre hacer las cosas por cuotas o hacerlas por convicción, como sea, México es uno de los apenas 13 países en el mundo con un gabinete paritario.

Ya llegamos, ahora hay que responder a qué venimos, venimos a aportar la visión de la otra mitad del mundo y de la otra mitad del país, venimos a contribuir, a erradicar las desigualdades, sí, entre hombres y mujeres, pero también entre los pocos que tienen mucho y las muchas que tienen poco.

Venimos a aportar paciencia en la construcción de acuerdos, empatía en la búsqueda de soluciones, honradez en el ejercicio de los recursos públicos y prudencia para que rindan y alcancen para más.

Venimos a darle voz a las que no la tenían, a escucharlas a todas, a incluir a las que se sentían exiliadas en su propio país, a proteger a las que tienen miedo, a respetar a las que disienten.

Soy Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación, encargada de la política interior y también de coordinar el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador, un gabinete paritario.

Aquí está la estudiante de matemáticas que ganó la medalla Gabino Barreda y hoy es la respetada secretaria de Economía.

La primera bióloga y mujer que dirigió la Cepal y que hoy nos representa frente al mundo con dignidad.

La periodista que en la máxima tribuna del país defendió la estrategia: ‘abrazos no balazos, no quiere decir que estemos cruzados de brazos’.

La ingeniera chiapaneca que a los 27 años se fue a defender abejas meliponas a la Sierra de Puebla y terminó protegiendo los recursos naturales de todos los mexicanos.

La líder universitaria que pasó de organizar estudiantes, a organizar a los Servidores de la Nación, para que 30 millones de familias estén protegidas con programas de Bienestar.

La abogada laboralista que defiende al gobierno con la misma pasión que defendía a los trabajadores.

La mujer chilanga con alma guerrerense que convirtió la sede de la cultura del poder en el espacio del poder de la cultura, y de un instrumento musical hizo un arma de paz.

La maestra que pasó de ser líder sindical, la autoridad educativa sin igual, sensible sencilla, respetuosa y valiente.

No llegamos juntas, pero sí luchamos juntas y luchamos por tener un país mucho más justo, pero también para que otras mujeres tengan voz, la voz de una pediatra en un hospital de la Sierra del Nayar que emocionada le dice a la madre: ¡fue niña!

La voz de mando de la subteniente Diana Lizárraga, la primera maquinista de la historia de nuestro país, que desde el Tren Maya grita: todas y todos a bordo.

La voz de una maestra de secundaria que ya tiene pizarrón y va pasando lista y se alegra que las niñas no han dejado de ir al salón: Susana, presente; Angélica, presente.

La voz de la abuela que orgullosa llama a sus nietos porque ya tiene para darle su domingo.

La voz de quienes pueden manifestarse con toda libertad, la voz de las que pueden opinar sin riesgo a que se les vaya a censurar.

Gracias a las que luchan y a las que han luchado, las que, con su voz, su canto, su grito y en algunos casos su vida, fueron abriendo la brecha para que un día como hoy pudiéramos vernos aquí y vernos así, ejerciendo grandes responsabilidades públicas y pequeñas acciones privadas, para que sea en nosotros el miedo muy pequeño y grande la esperanza.