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Educación

“Un diagnóstico no nos define”. Reflexionan en la IBERO Puebla sobre las discapacidades

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María de los Ángeles ha sido una fuente de consulta para quienes desean aprender sobre discapacidades, reflexionando sobre el valor de compartir sus experiencias.

Sicom Noticias

De acuerdo con el INEGI (2020), 6.1 millones de personas en México viven con algún tipo de discapacidad. Se estima que cada año nacen 6,200 niños con autismo en nuestro país. María de los Ángeles Cinto Cinto, asesora de Servicios Escolares de la IBERO Puebla, describe su experiencia de vida con discapacidad motriz como un constante “esfuerzo”. Adaptando rutinas y sorteando obstáculos, ha enfrentado la falta de accesibilidad y el juicio de quienes opinan sobre su vida.

“Romper esa barrera de cómo nos ven es algo con lo que lidiamos día con día”, señaló en un conversatorio sobre discapacidades y neurodivergencias.

Esteban Joaquín Soszna Alde, catedrático del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura, se volvió consciente de su autismo durante la pandemia. Impartiendo clases en la Universidad Jesuita desde hace 33 años, ha adaptado sus métodos de enseñanza para estudiantes con condiciones como daltonismo, tartamudez, bipolaridad o dislexia.

“Soy autista, estoy aquí enfrente y me da pánico”, comparte cada semestre con sus alumnos.

Victoria Liceaga Sarmiento, estudiante de la Licenciatura en Ingeniería en Biotecnología, explicó cómo el autismo afecta su manejo del tiempo y su hipersensibilidad sensorial. Sin embargo, considera que vivir con autismo también ha fortalecido su enfoque en su carrera.

“Vivir con autismo me ayudó en cuanto a obsesionarme con mi carrera y mantener mi interés”, comentó.

Heriberto Ortega Rodríguez, estudiante de la Licenciatura en Diseño Textil, compartió los desafíos que enfrenta con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), especialmente en temas de memoria y aceptación.

“Siempre me han hecho pensar que yo soy el problema”, dijo, añadiendo que desearía más empatía por parte de los demás.

El panel coincidió en la importancia de respetar y validar las voces de las personas con discapacidad o neurodivergencias. Victoria destacó la necesidad de involucrar a estas personas en el desarrollo de la teoría y las buenas prácticas.

“Ni la mitad de los libros sobre autismo están escritos por personas con autismo”, afirmó, y agregó: “Dime autista y ya”.

María de los Ángeles ha sido una fuente de consulta para quienes desean aprender sobre discapacidades, reflexionando sobre el valor de compartir sus experiencias.

“Si uno se rehúsa, es como seguir en el círculo vicioso”, mencionó.

Para Esteban Joaquín, obtener un diagnóstico fue un parteaguas. Reconoce que, aunque a nivel social un diagnóstico puede ser una etiqueta, actualmente se comprenden mejor las neurodiversidades que en el pasado.

“Yo soy autista, y quienes no me entiendan, lástima por ellos”, concluyó optimista sobre el avance en la comprensión y aceptación de estas condiciones.