Regional
Tianguistengo exporta más de 30 toneladas de pitaya a Estados Unidos y celebra su tradicional feria
Publicado
hace 4 semanasPor
SICOM Noticias
Roque Carrasco, agente municipal de la comunidad, informó que durante la temporada anterior se enviaron 38 toneladas de pitaya a Los Ángeles, California
Brisselda Sarabia
La comunidad de Tianguistengo, ubicada en la región mixteca de Oaxaca y colindante con la mixteca poblana, anunció que este año ha exportado más de 30 toneladas de pitaya a Estados Unidos, reafirmando su papel como uno de los principales productores de esta fruta en la zona.
Roque Carrasco, agente municipal de la comunidad, informó que durante la temporada anterior se enviaron 38 toneladas de pitaya a Los Ángeles, California, mientras que otro volumen similar fue distribuido en mercados locales, especialmente en Huajuapan de León.
Destacó que el proceso de exportación incluye la recolección de la fruta en un contenedor ubicado en Santiago Chazumba, desde donde se traslada a San Salvador El Seco, Puebla, para su empaque y posterior envío a territorio estadounidense.
Mencionó que actualmente, más de 140 personas en Tianguistengo se dedican a la producción de pitaya, siendo esta actividad el principal sustento económico de muchas familias. La tradición de cultivar esta fruta se ha mantenido por más de cinco generaciones, consolidando a la pitaya como símbolo de identidad local.
Indicó que como parte de esta tradición, los días 16, 17 y 18 de mayo se llevará a cabo la Feria de la Pitaya, un evento que reúne a productores tanto de la mixteca oaxaqueña como poblana. Entre las actividades más esperadas se encuentra el tradicional concurso de la pitaya, donde se premia al fruto de mayor peso.
El certamen se divide en dos categorías: una para productores locales y otra para participantes de otras comunidades de la región, en años anteriores, el municipio de Guadalupe Santa Ana ha sido uno de los ganadores destacados.
Carrasco señaló que este año la producción se ha visto afectada por la escasez de lluvias, lo cual ha impactado el tamaño y peso de los frutos.
“La planta se estresa y no alcanza a desarrollarse como debería por la falta de agua”, explicó. Pese a ello, la comunidad mantiene el entusiasmo por preservar esta tradición y compartir con visitantes el fruto de su trabajo.