Durante la pandemia, junto al párroco Don Andrea Conocchia, solicitó al Vaticano apoyo para unas 50 personas afectadas por la crisis.
Sicom Noticias
Un gesto lleno de amor y rebeldía ha conmovido a millones de personas en redes sociales. Durante el homenaje póstumo al Papa Francisco, la religiosa Sor Geneviève Jeanningros rompió el protocolo para acercarse al féretro, rezar en silencio y llorar la partida de quien fue su amigo y cómplice en la labor pastoral.
Sor Geneviève, de 81 años, pertenece a la congregación de las Hermanitas de Jesús y es conocida por su incansable trabajo con comunidades marginadas en Ostia, Italia, particularmente con feriantes, personas trans y homosexuales. Durante más de cinco décadas, ha llevado consuelo, apoyo y dignidad a quienes suelen ser excluidos.
El Papa Francisco la llamaba cariñosamente “la enfant terrible”, por su audaz labor de inclusión. Cada miércoles, ella organizaba la presencia de personas trans en las audiencias generales del pontífice, logrando incluso en 2024 que el Papa visitara un parque de atracciones para encontrarse con trabajadores itinerantes.
Durante la pandemia, junto al párroco Don Andrea Conocchia, solicitó al Vaticano apoyo para unas 50 personas afectadas por la crisis. Una historia que marcó al Papa fue la de una mujer trans asesinada días después de conocerlo; al ver su foto, Francisco oró por ella conmovido.
Hoy, su gesto de despedida ha dado la vuelta al mundo como símbolo de amor, valentía y fidelidad a los principios de inclusión que el Papa Francisco defendió hasta el final.
