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San Sebastián de Aparicio, a quien se encomiendan automovilistas y transportistas

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Hoy, en la iglesia de San Francisco, de lado derecho, cada fin de semana en diversos horarios se lleva a cabo la bendición de vehículos para encomendarlos al beato.

Andrea Casco

Al tomar el volante, encender el motor y antes de iniciar el camino, automovilistas y transportistas se encomiendan al patrón de los conductores San Sebastián de Aparicio.

Un fray quien antes de serlo se dedicaba a la ganadería, y para transportar las reces utilizaba una carretilla, con lo que se convirtió entonces en el “primero charro”, y al mismo tiempo “creó” el transporte rodado en México, logrando el permiso para mejorar las rutas existentes.

Es en 1542 cuando abrio el camino entre el Real y Minas de Ntra. Sra. de los Remedios en Zacatecas.

En junio de 1575 realizó sus votos y entró como fraile a la Orden Franciscana, destinado al convento de Santiago de Tecali, en las cercanías de Puebla de los Ángeles, donde le dieron el oficio de limosnero, lo que lo hizo recorrer los caminos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz y México.

Hoy, en la iglesia de San Francisco, de lado derecho, cada fin de semana en diversos horarios se lleva a cabo la bendición de vehículos para encomendarlos al beato.

Al interior del templo existe un capilla en su honor y un área donde está a la venta rosarios, llaveros, estampas que acompañan a los conductores en el camino.