La columna de Sergio Castro
Un fin de semana caótico se vivió en el capitolio estadounidense, tras la aprobación de último minuto el proyecto de ley, expedido por el presidente Joe Biden, luego de la presión de los legisladores de “cerrar el gobierno” o parar todas las actividades legislativas ésta semana, algo que resultaría devastador tomando en cuenta que se analiza el presupuesto económico para 2024 y, por supuesto, las presidenciales del próximo año.
Este “logro”, es un revés gravísimo para Biden, ya que entre otras cosas, se elimina la ayuda a Ucrania, una prioridad de la casa blanca a la que se opone un número cada vez mayor de legisladores republicanos, justo cuando la semana pasada el mandatario le otorgó enseres militares a su par ucraniano Volodimir Zelensky, quien ni lento ni perezoso pidió más recursos al congreso para su ofensiva.
Una noticia esperanzadora para los estados es que dentro del proyecto de ley se amplió la asistencia federal para desastres hasta en 16 mil millones de dólares, lo que satisface plenamente la solicitud de Biden; pero deja otros temas importantes al aire, como la migración y la ayuda a los estados (mayormente demócratas) que no se dan abasto con el número de personas que llegan en grandes cantidades y que tienen que atender; y el problema de salud y pobreza que viven sus ciudadanos por el consumo del fentanilo.
El paquete financia al gobierno en los niveles actuales de 2023 hasta mediados de noviembre, creando otra crisis potencial si no logran financiar más completamente al gobierno para entonces.
El resultado pone fin, por ahora, a la amenaza de un cierre, pero el respiro puede durar poco. El Congreso nuevamente necesitará financiar al gobierno en las próximas semanas, con el riesgo de una crisis a medida que las opiniones se endurecen, particularmente entre los legisladores del flanco derecho cuyas demandas finalmente fueron descartadas esta vez a favor de un enfoque más bipartidista.
