Esto produjo una crisis que es más intensa en unos que en otros, lo que se convierte en un período de angustia y depresión, al llegar los 50 y no cumplir con las expectativas de la sociedad o propias.
Andrea Casco
Dice el refrán: “El que a los cuarenta no atina y a los cincuenta no adivina, a los sesenta desatina”. Esto es una referencia a que los años no pasan en vano.
La toma de conciencia en la madurez que el tiempo pasa, el cuerpo cambia y se dejan los momentos de la juventud que no volverán; sin embargo, esta situación puede provocar un factor entre los 40 y los 60 años que a muchos les resulte difícil de superar.
La expresión “crisis de la mediana edad” surgió en 1965, cuando el psicoanalista canadiense, Elliott Jaques, publicó un artículo académico titulado La muerte y la crisis de la mediana edad. En él, escribió: “A la edad de 35 años, la persona alcanza la plenitud de la vida y observa ante sí un trayecto en declive que concluye con la muerte”.
Esto produjo una crisis que es más intensa en unos que en otros, lo que se convierte en un período de angustia y depresión, al llegar los 50 y no cumplir con las expectativas de la sociedad o propias.
Algunas mujeres reconocen que las hormonas pueden ser un factor determinante a esta edad, acudir al médico resulta vital.
Lejos de ello, las personas en ese rango de edad aseguran que para afrontar dicha crisis se debe hacer frente a los problemas, poniendo el mejor de los ánimos.
