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Nuestro trabajo es que las canchas tengan condiciones perfectas juego a juego: Tomás Hernández

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El ex voleibolista de playa comparte las funciones y experiencias de un court mánager en los eventos internacionales organizados por la FIVB.

Sicom Noticias

El voleibol de playa ofrece uno de los mejores espectáculos visuales a nivel deportivo en el mundo por las vistosas jugadas protagonizadas por atletas que se desempeñan en una cancha montada a un costado del mar o, recientemente, llevada a estadios, complejos deportivos, auditorios o plazas de toros; sin embargo, hay personas tras bambalinas que fungen un trascendental rol, como es el caso del court manager.

“Nosotros encontramos la cancha montada, y de ahí nos toca instalar las líneas, las bases, la red, poner antenas, hidratación, sillas, regarla cuando se nos indique y todo lo que conlleva el voleibol de playa a nivel cancha. Nuestro trabajo es que ésta tenga las perfectas condiciones juego a juego”, explicó Tomás Hernández, uno de los tres encargados de cancha en el Elite 16 Tepic 2024, que se realiza del 17 al 21 de abril.

El ex voleibolista mazatleco tuvo su primera experiencia como court manager en el Preolímpico de la especialidad rumbo a Tokio 2020, celebrado en Cancún, y desde entonces ha asistido a todas las paradas del Tour Mundial de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB, por sus siglas en inglés) que se han desarrollado en nuestro país: Challenge Tlaxcala y Elite 16 Rosarito, en 2022; Challenge La Paz, Elite 16 Tepic y Campeonato Mundial Tlaxcala, en 2023; Challenge Guadalajara y Elite 16 Tepic, durante el año en curso.

“En el voleibol de playa jugado a un costado del mar no se necesita una profundidad de la arena, pero se trata de nivelar la cancha o rellenarla para que esté pareja. Pero cuando se juega en ciudad, la FIVB te exige que de la superficie hasta la parte más alta de la arena existan entre 30 y 40 centímetros de separación para que los jugadores nunca toquen el piso en jugadas donde se tiren en la arena”, compartió.

“Muchos voleibolistas aprecian nuestro trabajo, ya que nosotros los cuidamos de alguna posible lesión en alguna rodilla o codo. Hay veces que el delegado de la FIVB nos pide regar la cancha en ciertos tiempos por la temperatura o humedad; a nivel de mar la regamos más por el sol”, agregó.

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El rectángulo que atestigua los partidos tiene una medida de 16 metros de largo por 8 metros de ancho; de esquina a esquina, la FIVB demanda una distancia de 17.89 metros de diagonal, mientras que la red se posiciona a 2.43 metros de altura para los enfrentamientos entre duplas varoniles y 2.24 metros para las mujeres; la distancia entre los postes que sostienen la red es de 10 metros de ancho.

“Debe existir una constante relación y comunicación entre el court manager y los árbitros principal y segundo, ya que hay veces que nos comentan que algo está mal o debemos modificar la altura del poste y de la red dependiendo si el juego es varonil o femenil. Nos exigen que las líneas estén perfectas y debemos estar pendientes para resolver cualquier contratiempo durante un partido”, dijo.

“La mayor satisfacción es que los atletas reconozcan tu trabajo, ya que a veces no tenemos hora de salida; la gente y staff se va y nosotros seguimos laborando. Los jugadores internacionales no nos niegan nada y tengo una colección de regalos; uno de los más preciados es la camisa de campeón que me regalo Ondrej Perusic después de ganar el Mundial Tlaxcala 2023”, concluyó.