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Música en Todas Partes | El barroco, la degradación de un dialecto

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La columna de Mariana Domínguez Fernández

Comprendido aproximadamente entre los años 1600 y 1750, el barroco musical además de ser el más largo, es uno de los periodos más interesantes e importantes de la música occidental. Durante poco más de 150 años esta disciplina artística cambió significativamente. 

En la introducción realizada por Barbara Borngässer y Rolf Toman para el libro El Barroco de la editorial Ullmann & Könemann (2007), nos comparten lo siguiente: “Theatrum mundi”: La existencia como arte total. Nadie ha caracterizado con más acierto el sentimiento vital del barroco que el dramaturgo español Calderón de la Barca. En su obra alegórica El gran teatro del mundo, estrenada en 1645, trasladó a su tiempo el viejo tópico del mundo, un teatro”: Los hombres actúan como actores en presencia de Dios Padre y de la corte celestial; la obra que interpretan es su propia vida y el escenario es el mundo”.  

La metáfora del teatro del mundo” recorre todo el barroco, es decir, la época que se extiende desde finales del siglo XVI hasta muy avanzado el siglo XVIII. Es una época marcada por fuertes contradicciones, que se manifiestan delante y detrás del telón. Ser y parecer, ostentación y ascetismo, poder y debilidad: he aquí las constantes antagonistas del periodo. En un mundo sacudido por los conflictos sociales, las guerras y las luchas de religión el gigantesco espectáculo ofrecía un cierto sostén. La autoescenificación del soberano, tanto si se trataba del Papa como del Rey, constituía al mismo tiempo un programa político. El ceremonial, las acotaciones de este teatro universal”, era el espejo de un orden superior, supuestamente de origen divino”. Los autores de este libro nos comparten también que: “Las artes, tanto las plásticas como las representativas, desempeñaban, una doble función; servían para impresionar e incluso ofuscar” a los súbditos y al mismo tiempo para transmitir” contenidos ideológicos. Constituían los bastidores del teatro y creaban la ilusión de un mundo perfectamente ordenado…  Sin embargo, no siempre se pueden eludir las adversidades de la vida cotidiana, por lo que el arte del barroco presenta con frecuencia formas desconcertantes. Frente a la ostentación material desbordante está la seriedad profunda de la fe, frente al disfrute desinhibido de los sentidos está la conciencia de la inevitabilidad de la muerte. En el periodo barroco el lema Memento mori”, recuerda que has de morir”, es el leitmotiv de una sociedad acosada por problemas existenciales…” 

Ahora, cuando pensamos en el barroco, lo hacemos reconociendo la valía de este periodo, pero no siempre fue así, tuvieron que pasar centurias para darnos cuenta su importancia para las artes y para la historia. Muy avanzado el siglo XIX se utilizó el barroco como un adjetivo peyorativo, de algo recargado, extravagante, oscuro y caprichoso. Para el historiador de arte alemán, Johann Joachim Winckelmann, el barroco era una “agitación febril”. Para Jacob Burckhardt, otro de los grandes historiadores del arte, aunque después cambió de opinión, calificó la transición del Renacimiento al Barroco de “degradación de un dialecto”. 

Una bella perla irregular. 

Barroco proviene del vocablo de origen portugués “barrôco”. El femenino de esta palabra denominaba a las perlas que tenían formas irregulares. Como compartí al principio, este periodo incluyó diversas disciplinas y expresiones artísticas: literatura, pintura, escultura, arquitectura, música, etc. Fue una etapa muy larga que inició alrededor de los años 1580 -1600, y, para el caso de la música, finalizó en 1750 con la muerte de Johann Sebastian Bach. Esta época tuvo también sus divisiones: barroco temprano, barroco medio y barroco tardío. 

¿Alguna vez se ha preguntado cómo se transmitía el conocimiento en esos siglos? Es importante hacerse esta pregunta porque nos ayudará a entender esta época y valorar que a pesar de las pocas herramientas con las que se contaba se logró mucho. Es un buen momento también para comentar que hace siglos la gente común y corriente no tenía acceso a la escuela como la tenemos ahora. El conocimiento estaba concentrado, aunque no exclusivamente, en la iglesia y en las cortes. De ahí que muchas familias mandaran a sus hijos a formarse a los monasterios y a los conventos. 

En una época en la que no existían las escuelas de música y los conservatorios como los entendemos ahora, sumando además que no había luz eléctrica, internet, caminos y los medios de transportes habituales, estudiar música de forma sistemática era una empresa difícil. 

¿Entonces cómo se aprendía?  Se hacía a través de la educación religiosa, de una instrucción privada, de la tradición oral o participando en eventos musicales comunitarios. Otra forma era acudir como aprendiz de un importante maestro. Solo hay que recordar que Johann Sebastian Bach además de atender a una veintena de hijos, enseñar a diversos discípulos como parte de sus obligaciones por ser maestro de capilla, instruía a un sinfín de alumnos que se hospedaban en su casa con la finalidad de estudiar con este afamado organista y cantor. 

La música, el teatro y la literatura, entre otras disciplinas, proporcionaron a la gente de la época, una variedad de formas de entretenimiento. Cabe resaltar que la iglesia desempeñó un papel fundamental tanto en la enseñanza como en el disfrute. 

En el barroco convergieron una enorme cantidad de estilos y géneros que florecieron especialmente en Europa, sin olvidarnos de las aportaciones invaluables del continente americano en esta y en otras disciplinas artísticas. El barroco lo encontramos desde la grandiosidad de la música sacra hasta la intimidad de la música de cámara. 

La revolución musical en 150 años. 

El barroco que procede directamente de la polifonía empezó a evolucionar cuando los compositores fueron descubriendo lo atractivo de los sonidos que se producían al mismo tiempo, que no es otra cosa que el famosísimo “acorde”. Esta sucesión de acordes como base armónica se llamó “bajo continuo”, ésta fue una de las características más relevantes de este periodo junto con el surgimiento de nuevas formas musicales como la “sonata”, el “concierto”, la “ópera” la “suite”, el “concierto grosso” la “fuga” y las “variaciones”. El instrumento por excelencia del barroco fue el violín, su sonido fuerte y brillante desplazó lamentablemente a otros instrumentos.  

Desde la presencia de Claudio Monteverdi, pasando por Jean-Baptiste Lully, Johann Sebastian Bach, Georg Friedrich Händel, hasta Antonio Vivaldi y Georg Philipp Telemann forjaron con maestría uno de los movimientos más importantes en la historia de la música. La lista es enorme porque en más de 150 años de este periodo contribuyeron con su labor y talento cientos y cientos de compositores en diferentes países y continentes como es el caso de Gaspar Fernandes para el caso del barroco poblano. 

En otras entregas ya explicaré cada uno de los términos y conceptos aquí mencionados, así como el papel de las mujeres en la música. En este artículo me aboqué a dar un panorama general para entender esta época fascinante. Comparto algunas obras compuestas durante el periodo barroco. 

Johann Sebastian Bach – Concerto Brandenburg no. 3 in G major BWV 1048

Vivaldi: Gloria – Gloria in excelsis Deo

Domenico Scarlatti – Sonata en la menor, K 61

Georg Friedrich Händel –  Música Acuática Suite No. 2 in D Major, HWV 349 – Hornpipe

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