El maquillaje y la inmensa carga que lleva en sus hombros pueden ocultar sus 30 años de edad, aunque comenzó con esta actividad desde los 19 años, misma que aprendió con ayuda de algunos amigos.
Andrea Casco
A diario, en la esquina de la 11 Sur y la 21 Poniente se hace presente el peculiar carisma de Mariano, un artista urbano que hace malabares con fuego.
Aunque es actividad que pone en riesgo su integridad, también le permite llevar el sustento de su familia: sus 2 hijos y su madre originarios, quienes viven al Sur de la Ciudad.
El maquillaje y la inmensa carga que lleva en sus hombros pueden ocultar sus 30 años de edad, aunque comenzó con esta actividad desde los 19 años, misma que aprendió con ayuda de algunos amigos.
También se dedicaba a la construcción, pero asegura que el arte urbano es más socorrido, aunque incierto.
Aunque a simple vista es una acción que domina, no es sencillo. El contacto a menudo con la gasolina y con el fuego preocupa a cualquiera, aunque a él aproximadamente no le ha cobrado hasta ahora ninguna factura.
