En cuanto a las nuevas generaciones, muchos jóvenes se niegan a aceptar la idea de que ya no se respeta el significado profundo de la Navidad.
Andrea Casco
La Navidad continúa siendo una época clave para la unión familiar, un momento en el que las familias se reúnen para compartir momentos especiales y llenar sus hogares de tradiciones y calidez. Este año, miles de poblanos se dirigen a los mercados locales para adquirir adornos navideños, desde pequeños nacimientos y piñatas hasta las clásicas luces y grandes pinos que caracterizan las festividades.
Sin embargo, la situación económica ha hecho que muchos de los compradores ajusten sus presupuestos. Los comerciantes locales han notado que, aunque las familias siguen comprando artículos para decorar, el presupuesto es reducido. Por ello, han optado por ofrecer productos en menor tamaño, lo que permite reducir los costos y hacer que la Navidad sea más accesible para todos.
En cuanto a las nuevas generaciones, muchos jóvenes se niegan a aceptar la idea de que ya no se respeta el significado profundo de la Navidad. Más bien, consideran que el verdadero problema radica en la mercadotecnia que se apodera de la temporada, transformando la festividad en un fenómeno de estrés y presión económica. Según algunos padres y madres, este enfoque consumista genera más preocupaciones que alegrías.
A pesar de la creciente comercialización de las fiestas, muchas familias coinciden en que la Navidad debe vivirse con menos opulencia, pero con un alto significado de unión. Para muchos, lo esencial es compartir momentos de calidad con sus seres queridos y encontrar el verdadero espíritu navideño más allá de las compras y el gasto.
