La emblemática frase “las armas mexicanas se han cubierto de gloria” fue escrita sobre una mesa con patas en forma de vaca, sobre la cual el general redactó telegramas para informar al presidente Benito Juárez sobre el combate.
Andrea Casco
La iglesia de Nuestra Señora de los Remedios en Puebla fungió como cuartel del general Ignacio Zaragoza, desde donde dirigió el combate contra el ejército francés.
Los eventos históricos relatan que el 5 de mayo de 1862, el general Zaragoza ocupó el atrio del templo, mientras que la torre le sirvió como mirador para observar la lucha armada en el Fuerte de Loreto y Guadalupe, el principal bastión de defensa de la ciudad.
Desde este punto, conocido como el Fuerte de los Remedios, podía observar hacia el estado de Veracruz, así como hacia el centro de la ciudad y otras áreas donde el ejército enemigo podría atacar, convirtiéndose en un lugar estratégico e inteligente para dirigir la batalla.
La emblemática frase “las armas mexicanas se han cubierto de gloria” fue escrita sobre una mesa con patas en forma de vaca, sobre la cual el general redactó telegramas para informar al presidente Benito Juárez sobre el desarrollo de los acontecimientos. Hoy en día, esa mesa reposa en la sacristía del templo.
Durante el combate, una bala se dirigió hacia el estratega mexicano, sin embargo, la escultura estaba en el trayecto del proyectil e impidió la muerte de Ignacio Zaragoza.
