La inclusión al mercado laboral a edades tempranas puede traer consecuencias que afectan el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes.
Miriam Espinoza
En el mundo se estima que 45.8 millones de personas son sometidas a alguna forma de explotación; y de ellas, 90 por ciento son obligados al trabajo forzado con jornadas extremas, poco salario y coacción.
De acuerdo con el director del Centro de Integración Juvenil Puebla A.C, José Antonio Vicuña, las y los jóvenes no escapan a ello.
“Por ser con dificultad para la educación y desconocimiento de las leyes laborales pues abusan de ellos me han tocado pacientes que dicen sí doctor a veces me decían quédate una o dos horas más y ya no me pagaban nada me decían que después”.
El trabajo infantil se define como la participación de las niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años; de este grupo de la población, laboran en México 3.3 millones de menores. De ellos, el 73.0 por ciento participan en quehaceres domésticos y 5.3 por ciento lo hace en condiciones inadecuadas.
La inclusión al mercado laboral a edades tempranas puede traer consecuencias que afectan el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes.
Un menor de edad que trabaja puede disminuir el tiempo y calidad invertido en el estudio u otras actividades que favorecen su crecimiento, además de exponerse a sufrir algún problema físico o psicológico por realizar actividades no adecuadas.
