Estos altares, que destacan por su detallada elaboración y su simbología, son el centro de la festividad, convirtiéndose en un tributo que refleja el profundo vínculo de los habitantes de Huaquechula con sus difuntos.
Sicom Noticias
El municipio de Huaquechula se convierte cada año en un lugar de encuentro para vivos y muertos, donde las tradiciones de Día de Muertos se manifiestan con imponentes altares que han captado la atención tanto de locales como de visitantes.
Los días 1 y 2 de noviembre, estos altares, diseñados con estructuras piramidales de hasta cuatro niveles, rinden homenaje a los seres queridos fallecidos en una exhibición de respeto, color y devoción; este año se colocaron 29, para igual número de personas fallecidas, como en la casa de don Mariano Chiquillo mejor conocido como “Marianito”; su familia lo esperó con amor y gran cariño.
Jenny Montante, conocedora de las tradiciones locales, explica que cada nivel de los altares representa un paso en el camino de las almas hacia el banquete dispuesto en su honor, el cual incluye platillos tradicionales, bebidas, flores y objetos significativos. Estos altares, que destacan por su detallada elaboración y su simbología, son el centro de la festividad, convirtiéndose en un tributo que refleja el profundo vínculo de los habitantes de Huaquechula con sus difuntos.
Como dicta la tradición, a las 14:00 horas, las ánimas de los difuntos retornan a sus hogares para convivir con sus familias que los esperan en altares monumentales en Huaquechula, Puebla.
Con música, colores vibrantes y el aroma de la flor de cempasúchil, Huaquechula abre sus puertas a quienes desean experimentar una de las expresiones culturales más únicas de Puebla, invitando a todos a ser parte de una celebración que une a vivos y muertos en una sola comunidad.
