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Internacional

Escuelas de oficios en Cuba, algo más que aprender una profesión

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La interacción con niños que provienen de hogares disfuncionales, a veces sin amparo familiar, ha planteado a la vocación pedagógica de Lili no pocos desafíos.

Redacción

Habla bajo, como si quisiera evitar que su voz de directora de escuela sobresaliera entre las de sus profesores y estudiantes. Es una de esas personas a las que casi nada se le escapa. Recorre la escuela de un extremo a otro: rápida, ligera, de una delgadez extrema, que acentúa la percepción de una maestra hiperactiva, a pesar de sus 62 años.

Se llama Liliam Martínez García, pero todo el mundo, en la Escuela de Oficios América Latina, del municipio habanero del Cotorro, la conoce por Lili. Desde hace 15 años llegó a este centro como “directora provisional”, sin prever que la coyuntura se prolongaría por tanto tiempo.

“Vine por un año y decidí quedarme, porque empecé a comprender que había aristas de la educación que yo desconocía. Esta es una escuela muy compleja, donde el 95% de los niños y niñas tienen baja autoestima y son más propensos a cometer actos violentos porque no saben cómo reaccionar cuando se sienten agredidos”, explica.

MÁS QUE UNA ESCUELA DE OFICIOS

La interacción con niños que provienen de hogares disfuncionales, a veces sin amparo familiar, ha planteado a la vocación pedagógica de Lili no pocos desafíos.

“He visto de todo: una niña que su mamá regaló. Vivía en un hogar sin amparo familiar. No quería saber de nadie que le demostrara cariño o afecto. Se negaba a decir la palabra MAMÁ, hasta que terminó llamándonos así a las profes de la escuela”, cuenta con emoción.

El acompañamiento en las escuelas de oficio forma parte del trabajo de UNICEF en Cuba, en alianza con el Ministerio de Educación. Surgidas en mayo de 1989, tienen el objetivo de formar a adolescentes entre 13 y 17 años con retraso escolar.

La formación abarca especialidades de oficios deficientes en las localidades donde se ubican los centros. Las escuelas desarrollan en los jóvenes habilidades para el trabajo en diversas ramas de la industria, la agroindustria y los servicios, previo a su desempeño en escenarios laborales facilitados por las propias instituciones docentes.

Actualemente existen 54 escuelas de oficios, con una matrícula de más de 4100 niños y niñas, 16% de ellos con algún tipo de discapacidad.

Las acciones de UNICEF abarcan entre los años 2020 y 2021 siete escuelas de este tipo en La Habana y una en Las Tunas, al Oriente de Cuba.

El proyecto apoya el diseño e implementación de nuevos programas de formación de competencias para la vida y el empleo, que beneficiarán, en una primera etapa, a 482 adolescentes egresados de la Educación especial, de ellos 104 mujeres. 

Al mismo tiempo, se implementará una Estrategia de Comunicación para el Desarrollo que beneficiará a 8000 estudiantes y 900 docentes de Escuelas de Oficios de todo el país y que, probablemente, contribuirá a derrotar también estereotipos sobrevivientes entre las personas de las comunidades. Por ejemplo, Lili recuerda que cuando asumió su puesto como directora de “América Latina”, a su centro se le conocía en la zona como “la escuela de los locos y de los bobos”.

EDUCANDO CON ENFOQUE DE GÉNERO: OTRO DESAFÍO

Sensibilizar a los estudiantes con una visión de igualdad de derechos y opuesta a la violencia de género, fue la prioridad de uno de los talleres realizados recientemente.

Junto a UNICEF, participaron expertos del Centro Oscar Arnulfo Romero, que aborda entre sus agendas la violencia de género y dirige la campaña Evoluciona, una iniciativa por la no violencia que, desde hace varios años, viene derribando estereotipos sexistas y patrones de machismo, con énfasis en las poblaciones jóvenes.

Varios de los participantes escenificaron frente a los alumnos la dinámica de una relación de pareja, donde la esposa vestía con short corto, mientras su compañero la recriminaba y exigía más atención en el trabajo doméstico. “Y ustedes, ¿qué piensan?“, preguntaron los improvisados actores a los jóvenes:

– “Ella no tiene que estar exhibiendo lo que le pertenece a él”, respondió uno.

– “Ella tiene un esposo, y no puede vestirse así”, agregó otro.

– “Las mujeres tienen que darse a respetar si quieren que las respeten”, sentenció un tercero.