A pesar del sacrificio y el agotamiento, encuentran satisfacción en proporcionar un servicio excepcional en esta temporada tan especial.
Andrea Casco
En la temporada navideña, hay trabajadores que redoblan sus esfuerzos, dedicando largas jornadas laborales para atender la creciente demanda de clientes. Meseros, comerciantes, empleados de tiendas departamentales y hoteles son algunos de los protagonistas de esta historia de esfuerzo y compromiso.
Gabriel, mesero de un restaurante en el Centro Histórico, relata su experiencia. Aunque su horario regular de lunes a viernes es de 09:00 a 19:00 horas, durante los días más activos de diciembre, extiende su jornada desde las 11:00 horas hasta las 03:00 horas, sin descansar en Navidad o Año Nuevo.
Estos son días intensos, no solo en busca de un poco más de ingresos para él, sino también para sus compañeros de trabajo. Las propinas se convierten en una fuente adicional de ingresos, repartidas equitativamente entre cocineros, lavaplatos y otros meseros.
En otro rincón de la ciudad, los primos Javier y Francisco gestionan un puesto de carnitas. Su compromiso es tal que no conocen días de descanso durante el año, excepto el 25 de diciembre y el 1 de enero. Pasan varias horas de pie, al menos 5 o 6, para brindar la mejor atención a sus clientes, muchos de los cuales son habituales.
Observan cómo, durante las vacaciones, llegan familias enteras en busca de satisfacer sus paladares. A pesar del sacrificio y el agotamiento, encuentran satisfacción en proporcionar un servicio excepcional en esta temporada tan especial.
Esta es una historia que refleja que, mientras muchos disfrutan de sus vacaciones, hay trabajadores incansables que contribuyen para hacer de estas fechas momentos memorables para los demás.
