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El robo convertido en deuda; ni palabra vale; algo de historia

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Sicom Opina Con… Miguel Ángel García Muñoz

El gobernador Alejandro Armenta ha insistido en la deuda que carga Puebla por culpa de gobiernos anteriores, de la corrupción en el sistema judicial y de delincuentes disfrazados de empresarios.
No ha exagerado en lo más mínimo
La indignación de los poblanos es real.
Voces discordantes con el reclamo del jefe del Ejecutivo fruncen el ceño, se retuercen porque saben que hay investigaciones ante el robo que se convirtió en una deuda por 50 años para los poblanos que llega a los 65 mil millones de pesos, aunque hay estudios que revelan que asciende a 78 mil y posiblemente a 150 mil, porque se debe tomar en cuenta que de 2011 a 2017, que fue la gestión de Rafael Moreno Valle Rosas, se presentaron 1,639 proyectos de infraestructura, dejando el 76% sin ejecución, es decir, sin haber sido terminados; 7 de cada 10 se concedieron sin proceso de licitación y, lo peor, creó en 2012 los PPS y las APP (Proyectos de Prestación de Servicios y Asociación Público Privadas), respectivamente, que beneficiaron a empresas privadas a través del fideicomiso F/0144 administrado por el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella.
Igualmente, fueron beneficiados otros empresarios, como las familias Hank y de esto podría dar cuenta el mini gobernador Antonio Gali Fayad, quien siguió el mismo esquema de Moreno Valle.
Fueron 9 años de opacidad y corrupción. El número de obras incluye el Museo Internacional del Barroco, el Centro Integral de Servicios, la Planta Audi, el Teleférico, la Estrella de Puebla, las Ciclovías, la privatización indignante del agua a Concesiones Integrales, entre otras muchas.
¿A cuánto asciende la deuda real?
El fideicomiso referido contempló de origen hacerle adecuaciones y echarle llave.
La información fue escondida como secreto de estado.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación guardo silencio y cuando tuvo que pronunciarse ante las denuncias, falló a favor de la política de rapiña de Rafael, su familia y cómplices.
En 2017, Alejandro Armenta sufrió la cacería morenovallista que lo quería tras las rejas y truncar su carrera política, precisamente por denunciar el abuso descarado que enriqueció a muchos, incluidos periodistas.
En lo que se refiere a mi persona, algunos compañeros del gremio me consideraban el enemigo público número uno del morenovallismo.
Dentro de mi carrera periodística, 7 años los dediqué a dirigir El Heraldo de México y Puebla, al mismo tiempo que el periódico ABC, escribiendo también para el diario nacional UnomásUno. En ese lapso (2013-2019), fui objeto de persecución, amenazas, investigaciones morenovallistas. Destapé todos los escándalos en que se vio envuelto Rafael, Eukid Castañón, Fernando Manzanilla, Tony Gali, Maximiliano Cortázar, Roberto Moya Clemente, Jorge Aguilar Chedraui, etcétera. los periodistas sucios y millonarios Fernando Crisanto Campos, Mario Alberto Mejía Martínez, Arturo Rueda Sánchez, por citar a una tercia que la mata el póker.
No es fácil aguantar la presión, máxime que también agredieron a mi familia.
Un día de 2016, Marcelo García Almaguer, el mago de la trampa en las redes sociales, me habló por teléfono y me invitó a platicar en el SICOM. Acepté y acudí a una oficina llena de cámaras y micrófonos. Después de los saludos de rigor, me dijo: “Miguel, mira, el gobernador quiere que trabajes para él. Si aceptas, tienes un cargo en el gobierno, buen sueldo, camionetas para ti y tu familia, casa; en esta tarjeta escribe la cantidad que quieras para que te refacciones”.
Lo miré y le respondí, no voy a escribir nada, escribe tú; hay ojos por todos lados y me estás grabando. ¿Cuál es el precio?
“Nada más tienes que renunciar a El Heraldo y dejar de escribir para Ricardo Henaine. Dice Rafa que si en la forma como escribes para el periódico y Ricardo lo haces para él, ya chingó”.
Mi respuesta fue un rotundo ¡NO!
El mismo no se repitió 3 veces.
Entonces mandó a traer a Fernando Crisanto y le ordenó que me invitara a comer a la Casa de los Muñecos del CCU BUAP. Así lo hicimos, pero terminé levantándome sin comer porque quiso reclamarme las críticas a su conducción del asco que ha tenido al paso de los años. Le hablé a Marcelo y le dije que no me volviera a mandar con sus achichincles. Y así lo hizo.
Hubo una segunda reunión. Quería saber si había cambiado de opinión.
Le dije que me sostenía en lo dicho.
¿Por qué no?, me interrogó.
Soy hombre de palabra y agradecido. Cuando no tenía trabajo Ricardo Henaine me abrió la puerta; muchos me la cerraron, incluidos algunos que se dijeron mis amigos. No querían ni gratis mis servicios a cambio de escribir. Lo único que tuve que ofrecer a Ricardo fue mi lealtad y trabajo.
Nunca traiciono, pero tampoco me gusta que me traicionan porque me revuelvo, le dije a Henaine. Contestó que era parecido a mí en esos compromisos.
En 2019 comprobé que mintió.
García Almaguer entendió y no insistió. Extrañamente bajó el nivel de persecución y amenazas.
POSDATA: ¿Cuántos periodistas aguantan la tentación de los cañonazos de dinero o unos puñados de maíz, como dirían Porfirio Díaz y Álvaro Obregón?
Conozco a muchos que han caído y tengo grabados en la memoria sus nombres.
POSDATA 2: Marcelo García Almaguer está vivo para convalidar la historia o refutarla.
POSDATA 3: Solamente en ese par de ocasiones pisé el SICOM que, durante el morenovallismo se llamó Televisión, Radio y Tecnologías Digitales.
Hasta ahora vuelvo a recorrer los pasillos del Sistema de Información y Comunicación.