Su divulgación puede tener un impacto limitado en el grupo social y servir para obtener beneficios o para interactuar socialmente.
Andrea Casco
El chisme, a menudo considerado una práctica social negativa, podría tener efectos positivos en la salud, según un estudio reciente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Las emociones asociadas al chisme, como la emoción, la intriga, la sorpresa y el coraje, pueden desencadenar la liberación de dopamina, betaendorfina y cortisol, neurotransmisores que contribuyen al bienestar.
La UNAM destacó que aunque el chisme a menudo se relaciona con intenciones de difamar o dañar a otros, y se ha atribuido en ocasiones principalmente a las mujeres, su divulgación puede tener un impacto limitado en el grupo social y servir para obtener beneficios o para interactuar socialmente.
El estudio indica que ser una persona chismosa puede estimular la salud mental al provocar la liberación de neurotransmisores de placer, como la dopamina y la betaendorfina, así como de cortisol, que ayuda a reducir el estrés.
Así que, la próxima vez que se encuentre en una conversación sobre un chisme, podría ser útil para su bienestar emocional.
