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Deporte A Fondo | Ya es burla
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hace 1 semanaPor
SICOM Noticias
Sicom Opina Con… Antonio Abascal
Penúltimo lugar de la tabla con cinco derrotas consecutivas, penúltimo lugar de la tabla de cocientes con sólo dos puntos de ventaja con respecto al Mazatlán, ocho de 39 puntos en disputa, doce goles a favor y veintidós en contra es el balance de un Puebla que otra vez perdió ante los Bravos de Juárez, mostrado otra vez una desidia general, falta de contundencia en momentos claves y un cinismo por parte del técnico quien se atrevió a calificar como bueno el partido de sus dirigidos “porque nunca se desdibujaron y siempre estuvieron en el partido”; sin una palabra al tema del cociente, como si hubiera un gran colchón. Números que se suman al desastroso 2024 donde entre los dos torneos apenas se sumaron diecinueve puntos porque se perdieron veinticinco de 34 partidos en disputa, para realizar un torneo de cinco unidades en el Clausura 2024 (donde se sumaron catorce derrotas), tras lo cual no se reforzó al equipo y José Manuel de la Torre con lo que tuvo entregó catorce puntitos para ser despedido y que su lugar fuera ocupado por Pablo Guede quien sí tuvo apoyo en cuanto a contrataciones en las posiciones que pidió, pero que no ha podido enderezar la nave y, por ello, tira de lugares comunes como “seguir trabajando”.
Hace un año el equipo de la Franja sufrió una racha de tres derrotas en fila que significó el fin de la etapa de Ricardo Carbajal, se sumó un cuarto descalabro antes que un empate a dos frente al Atlas en el cierre del interinato de dos juegos de Fernando Aristeguieta frenara la sangría, pero vinieron siete derrotas en fila con Andrés Carevic al frente, mismo que se fue sin sumar puntos en su triste estadía en el banquillo poblano. Hace seis meses, Chepo sufrió una racha de seis descalabros al hilo de la jornada ocho a la trece, que interrumpió con un triunfo de 1-0 sobre las Chivas Rayadas del Guadalajara; ahora la escuadra que dirige Pablo Guede ya lleva cinco derrotas en fila, cada una de ellas con un matiz que permite que el técnico vaya navegando entre lugares comunes y sonrisas ante los medios, a pesar de que tuvo mayor apoyo por parte de la directiva.
Los números de Pablo Guede hasta el momento en nuestro país son malos, pero le siguen dando oportunidades: Ha ganado veintisiete partidos, la mitad de ellos con Monarcas Morelia, el trabajo que le ha valido oportunidad tras oportunidad, dieciséis empates y cuarenta derrotas (dieciocho de ellas con Tijuana), aunque en el caso del Puebla suma nueve en trece partidos y cada vez el equipo luce más perdido, da la impresión de que el timonel ya está inventando, desde cambiar posiciones a los jugadores, hasta cambiar a línea de cuatro cuando todo el torneo había jugado con línea de cinco y además da la impresión de que ha tomado a la cantera del Puebla como seguro de salvación ya que ha debutado a varios (el sábado al delantero Joan Nungaray, quien con todo respeto no parecía listo para el debut ya que ni siquiera es titular con el equipo sub-23), pero salvo el caso de José Rodrigo Pachuca (debutado por José Manuel de la Torre) no les ha dado continuidad.
Hasta aquí todo lo planteado se basa en las estadísticas y ellas dejan muy mal parado al Puebla de la Franja; un servidor es enemigo de llegar a frases tan definitivas “como el mejor de la historia”, “el peor de todos los tiempos” y otras por el estilo, pero bajo el amparo de los números hoy sí se puede afirmar que la actual, es decir los últimos tres torneos (Clausura 2024, Apertura 2024 y Clausura 2025) constituyen la peor etapa en la historia del equipo, incluso superando a los tres torneos que llevaron al descenso en el Verano 99 (nueve ganados., trece empatados y veintinueve derrotas en 51 partidos) y el del Clausura 2005 (catorce victorias, quince empates y veinticuatro derrotas en 53 partidos ya que hubo dos juegos más en el Clausura 2004 por la presencia de veinte equipos), la actual versión ya lleva 34 descalabros y todavía debe afrontar partidos contra Tigres en casa este viernes, contra León en el Nou Camp, Chivas en Guadalajara y Necaxa en Puebla, es decir, podría acabar con 38 derrotas a cuestas de 51 partidos disputados, lo cual es una mediocridad insostenible, salvo porque no hay descenso y la directiva no parece mortificada por estos números y tampoco por pagar alguna de las multas (si es que verdaderamente se pagan a la Federación), que ahora puede ser la más cara, la de ochenta millones de pesos por acabar en último lugar de la tabla de cocientes.
Si esto no fuera suficiente, el sabor a burla que cada declaración de Pablo Guede deja, se incrementa al recordar que hace un año todos los jugadores salieron a pedir disculpas a la afición y a comprometerse para buscar un cierre digo de torneo, tras lo cual sólo acumularon derrotas; hace seis meses no hicieron ese sainete porque estaban hartos de los tratos de José Manuel de la Torre, pero en este torneo, Brayan Angulo (quien fue expulsado en ese partido contra Pumas), Emanuel Gularte y Miguel Jiménez expresaron su apoyo al cuerpo técnico porque “nos dice cómo podemos empatar o perder los juegos y nosotros caemos en ello”, pero tras lo cual se han sumado nuevas derrotas frente a Toluca y los Bravos de Juárez, esta última tras una fecha FIFA. Es decir, mucho bla, bla, bla, y pocos resultados.
El Puebla femenil vivió su peor torneo de la historia en el Apertura 2024, ganó dos juegos, empató tres y perdió doce con trece goles a favor y veintinueve en contra, empezó el torneo con Guillermo Cosío hijo en la dirección técnica y lo acabó con Carlos Adrián Morales quien se quedó para encabezar una pretemporada desde noviembre, pero los números en el actual Clausura 2025 están cerca de ser peores: Un ganado, tres empates y once derrotas, tras la de ayer 3-0 en Guadalajara, con apenas siete goles a favor y cuarenta en contra, con sólo dos juegos por disputar tras la fecha FIFA: Recibiendo al Toluca el trece de abril, para cerrar el diecisiete frente al San Luis en tierras potosinas.
Ayer al acabar el partido y tras la repetitiva rueda de prensa de Carlos Adrián Morales: “yo asumo la responsabilidad, siempre he sido así, y no escondo”, donde, además dijo que a su equipo entre otras cosas le falta un mejor fondo físico por lo que de quedarse buscaría hacer una buena pretemporada, lo que abre la interrogante de entonces qué fue lo que hizo su cuerpo técnico con un trabajo desde noviembre, aparecieron en la sala la capitana Dulce Martínez, la mediocampista Rubí Villegas y la defensa central, Liliana Sánchez Magaña para pedir disculpas a la afición. La capitana, cuya entrega y profesionalismo se muestra en cada juego, dijo: “Dar la cara, sabemos que no estamos pasando por un buen momento, que es bastante complicado lo que estamos pasado, la verdad es un torneo del carajo, honestamente las cosas como son, y no hay más responsables que nosotras, nosotras somos las que estamos adentro, al final de cuentas, los entrenadores nos dan las herramientas, pero nosotras somos las que estamos adentro, las que jugamos y las que nos equivocamos adentro, entonces pedir una disculpa, sé que a veces no es suficiente, pero realmente es dar la cara por el equipo, porque nos duele, a mí me duele, es pedir una disculpa y nos hacemos responsable de lo que está pasando en el torneo”. Cabe subrayar la siguiente parte: “No hay más responsables que nosotras, nosotras somos las que estamos adentro, al final de cuentas, los entrenadores nos dan las herramientas, pero nosotras somos las que estamos adentro, las que jugamos y las que nos equivocamos adentro, entonces pedir una disculpa”. Con otras palabras, es la misma idea de la que semanas atrás expresaron Gularte, Angulo y Jiménez, por lo que surge la duda si los estériles esfuerzos comunicativos de los jugadores y ahora de las futbolistas son espontáneos, o bien es una postura institucional.
La situación no cambia ya que al menos en los varones, cada disculpa pública se ha demostrado vacía en la cancha, no ha significado una mejoría en los resultados y el hundimiento no se ha detenido. Ayer, las que hablaron, Dulce Martínez, Rubí Villegas y Liliana Sánchez Magaña son las que partido a partido destacan y mantienen un alto nivel, sin embargo, tras una mala racha tan larga, tan cerca del final del torneo y con los antecedentes del equipo varonil luce como otra patada de ahogado de una institución que ha hecho muy mal las cosas, que ha sacrificado personal para colocarlo como chivo expiatorio, pero que sigue sin exigencia, sin autocrítica y con los técnicos de ambos equipos sin sufrir las consecuencias de los malos torneos, ambos han tirado de frases hechas y, por ello, sus palabras suenan huecas, vacías de sentido para una afición cansada de perder, a tal grado que en este 2025 sólo ha visto ganar a sus equipos dos veces, una cada uno, en el Estadio Cuauhtémoc.
La sub 19 del Puebla se ubica en el penúltimo lugar de la tabla general con nueve puntos y dos victorias en catorce juegos, la sub 23 está en línea de calificación en quinto lugar general con veintitrés puntos, aunque ya con catorce juegos porque adelantó el de la fecha diecisiete frente a Necaxa, por lo que ya sólo tiene tres para consolidar esa posición, cuando sus rivales tienen cuatro. Además, el equipo de Martín Bravo no gana desde el 21 de febrero pasado, cuando goleó 4-0 al Tijuana, luego empató con Pachuca, perdió con Querétaro, empató con Pumas y Toluca, para caer ante Necaxa y Juárez, es decir, son seis fechas sin ganar, con tres derrotas, recordando que hace seis meses la escuadra que antes dirigía Gabriel Simón cerró con tres descalabros al hilo que significaron quedar fuera de la liguilla.
Si repasamos la situación de la institución llamada Club Puebla veremos que el primer equipo varonil vivió su peor torneo de la historia en el Clausura 2024, que en este es penúltimo de la tabla general y de la tabla de cocientes, que el femenil es penúltimo de la tabla, luego de hacer su peor torneo de la historia, que la sub 19 varonil es penúltima de la tabla general y que la sub 23, la más competitiva, arrastra una mala racha de seis juegos sin ganar que amenaza sacarla de la liguilla por segundo torneo consecutivo, mientras que la sub 19 femenil ocupa el décimo cuarto lugar general con diez puntos, gracias a dos ganados, dos empates y seis derrotas; los números son claros y no engañan: Más allá de matices, responsabilidades de técnicos y futbolistas, todos los equipos del Puebla están en crisis, lo que habla de un pésimo trabajo institucional, por ello, sí se puede afirmar que la actual es la peor etapa en la historia del equipo.
Al grueso de la afición le importa poco si esta pésima situación se debe al desinterés del Ajusco, a su modelo de negocios, o al mal trabajo de los administradores en Puebla, le importa poco si Gabriel Saucedo y Rogelio Roa son amigos o no, esa afición, la que paga su boleto cada semana o su abono, esa la que no ha abandonado a su equipo a pesar de los malos resultados está harta y por ello ya no valora actos como el de ayer de las jugadoras o el de hace unas semanas de los capitanes del equipo, esa afición siente que los técnicos se burlan de ella con cada declaración que emiten porque Guede con su calma y su nula autocrítica parece que tiene todo el tiempo del mundo para construir un proyecto, que además ha perdido las señas de identidad que al inicio de la campaña esbozó, mientras que Carlos Adrián Morales cae en contradicciones como la de una mejor pretemporada y si fuera tan responsable ya hubiera presentado su renuncia. En el Puebla nadie se salva de la quema, para vivir esta crisis de resultados es que todas las áreas trabajaron mal, aunque algunos parezcan inamovibles como el director de fuerzas básicas, Albert Espigares, conocido por sus malos modos hasta con los padres de familia. Dicho de manera simple y llana: Nadie se salva de la quema de este desastre llamado Puebla de la Franja y cada paso que torpemente da en la cacha o en las salas de prensa lástima porque sabe a burla.
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