Sicom opina con...
Deporte A Fondo | Redención para los cinco yugoslavos
Publicado
hace 7 mesesPor
SICOM NoticiasLa columna de Antonio Abascal
El que para muchos, incluyendo un servidor, era el punto deportivo más bajo en la historia del Puebla de la Franja: El Invierno 98, con los cinco yugoslavos y una base mexicana con muchos jóvenes ya fue superado por una plantilla de jugadores que seis meses antes se había metido a la liguilla de forma directa con una gran reacción tras un inicio muy flojo y con la llegada de un cuerpo técnico de casa. La falta de planeación, el excesivo optimismo tras un buen torneo, la falta de lectura sobre esos resultados, la actitud de los jugadores y hasta las diferencias entre miembros del cuerpo técnico fue el caldo que envenenó el Clausura 2024 con la agravante que tres técnicos no pudieron arreglar la situación e incluso de nada sirvió aquella mañana del pasado 27 de marzo cuando la plantilla completa compareció ante los medios de comunicación para ofrecer disculpas por los malos resultados y asegurar que se “matarían en la cancha” https://www.youtube.com/watch?v=FVRLeR-erro, para regresar a las andadas el viernes ante Tijuana porque hasta su técnico, Andrés Carevic criticó las formas en la décimo tercera derrota de la campaña https://www.youtube.com/watch?v=lirqv-66cic.
Tan sólo medio año después se ha garantizado hacer el peor torneo corto en la historia del Puebla y uno de los menos productivos en el futbol mexicano ya que el Veracruz del Clausura 2019 originalmente había hecho cuatro puntos, producto de cuatro empates, pero la sanción de la Federación Mexicana de Futbol le quitó las unidades, mientras que todavía podría superar los seis puntos que hicieron los Indios de Ciudad Juárez en el Apertura 2009 y hasta los siete que dos veces compiló Querétaro (Apertura 2003 y Apertura 2012), Tecos en el Clausura 2003 y Mazatlán en el Clausura 2023, así como igualar los ocho que dos veces sumó Veracruz (Apertura 2018 y Apertura 2019), para lo cual está obligado a vencer al América en la última jornada ya que en caso de una nueva derrota habrá escrito el segundo peor torneo de toda la historia, recordando que la modalidad de ligas cada seis meses inició en el ciclo 96-97 con el Invierno 96.
La versión del Puebla de la Franja del Clausura 2024 (justo cuando en mayo se cumple el octogésimo aniversario de la fundación del club) ya aseguró tener su peor torneo de la historia porque no alcanzará las nueve unidades que cosechó aquel equipo de los cinco yugoslavos (donde sólo tres alinearon con regularidad), ya implantó una marca con los trece descalabros a los que llegó en Tijuana, ya igualó los 41 goles en contra que recibió en el Invierno 98 que es el máximo registro de goles recibidos en un campeonato con diecisiete partidos, pero está a cuatro de los 45 que aceptó la Franja del Verano 2002 cuando disputó dieciocho compromisos, aunque el promedio del actual es más alto con 41 tantos en dieciséis juegos para un 2.56. La peor diferencia de goles en la historia de los torneos cortos para el Puebla fue el -28 del Invierno 98, seguida por el -21 del Verano 2002, ahora a falta de una fecha para finalizar el certamen tiene -24 (17 a favor, la segunda peor ofensiva, por 41 en contra), sin olvidar que Andrés Carevic acumula seis derrotas en igual número de partidos desde que asumió como director técnico del equipo.
La derrota del viernes pasado fue un compendio de lo que ha sido el Puebla de la Franja del Clausura 2024: Flojo inicio, con muchos errores en el traslado del balón, poca presencia ofensiva hasta que se fue asentando en la cancha; mención aparte merece el intercambio de groseros errores defensivos que no fueron aprovechados por los respectivos centros delanteros de ambos equipos: Cavallini perdonó tras una sesión con la cabeza del defensor fronterizo a su arquero, pero el canadiense mandó a un lado su toque con la cabeza, minutos más tarde, Brayan Angulo alargó su posesión del balón, como ha sucedido muchas veces en la temporada, se quitó a uno, se fue hacia el centro donde ya no pudo salir por su perfil, lejos de apoyarse siguió tratando de quitarse gente de encima, para lograr un respiro tras el cual decidió ceder atrás pero en realidad envió un gran pase a Carlos González quien en el mano a mano con Iván Rodríguez envió su disparo por arriba perdonando a los Camoteros, tras el intercambio de fallos, el Puebla mejoró y cerró el primer tiempo con un golazo de Miguel Sansores para irse en ventaja en el marcador.
El segundo tiempo fue una pesadilla, apenas al minuto dos (47) el recién ingresado José Zúñiga igualó el compromiso con un cabezazo inapelable que pegó en los dos postes antes de entrar, el apodado “Pantera” le ganó la posición a Brayan Angulo y remató a la espalda de Efraín Orona, cabe destacar que para ese momento el Puebla ya se había salvado del empate en dos acciones incluyendo un poste tras un tiro de esquina; Tijuana salió como tromba y el Puebla volvió a ser un equipo tibio, al minuto 54, Sansores regaló la tarjeta roja en una acción intrascendente pasando la media cancha lo que se suma a las malas decisiones de jugadores en momentos puntuales de la campaña, volvieron aparecer las fallas defensivas por falta de concentración y de comunicación, como en el segundo gol fronterizo cuando Sebastián Olmedo (que ha tenido un pésimo cierre de torneo) dejó corto un rechace tras un centro sin peligrosidad, el paraguayo dejó la pelota a la entrada del área, creyendo que Diego de Buen iba a complementar pero el capitán se quedó parado, Efraín Álvarez vio el dulce y con decisión fue por él, mientras que lejos de enmendar su error, Olmedo se quedó parado y no fue capaz de intentar estorbar por lo que el riflazo del juvenil se convirtió en el gol del triunfo para unos Xolos que luego armaron una gran jugada entre el propio Álvarez y Castañeda para poner el gol de la tranquilidad aunque todavía cayó otro que fue anulado por mano de Zúñiga, de hecho, da la impresión de que el equipo de la Franja debió agradecer la mediocridad y el conformismo de los locales que frenaron la máquina y ya no quisieron hacer más grande la herida porque hubo un momento que todo hacía indicar otra goleada para la escuadra poblana.
De tal manera en ese segundo tiempo pasó lo mismo que durante la campaña: Gol en contra tempranero, errores individuales de corte disciplinario, fallas particulares de los hombres de la retaguardia, pobre capacidad de respuesta, parecer un equipo a la deriva en manos de los rivales.
Hay otros datos que revelan problemas que nunca pudieron ser resueltos por los cuerpos técnicos que han pasado por esta pesadilla llamada Clausura 2024: De los 41 goles que hasta el momento ha recibido el Puebla, 31 han caído en el segundo tiempo lo que revela que el equipo se cae, algo que va de la mano con la pobre pretemporada que realizó el equipo cuando la institución consistió a los jugadores que pidieron más días de vacaciones tras su buen torneo en el Apertura 2023, pero todavía podemos profundizar si dividimos por sectores de tiempo. De esos 31 tantos que se han aceptado en el segundo tiempo, cinco han caído del 45 al 55 es decir en los diez primeros minutos luego de pasar por el descanso (Monterrey, Juárez, Querétaro, León y Tijuana), en porcentaje equivaldría al 16.12%; del 56 al 66 se han aceptado nueve (Santos, Juárez, dos del Pachuca, San Luis, Tigres, dos de Chivas y Tijuana) que equivale al 29.03%; del 67 al 77 han caído cuatro (Santos, Pumas, Tigres y Tijuana) que se traduce en el 12.90% y del 78 al 90 son trece (Monterrey, dos del Necaxa, Santos, Mazatlán, dos de Pumas, Juárez, Querétaro, Pachuca, San Luis, Tigres y Cruz Azul) que significa el 41.93%, lo que habla también de un equipo con severos de concentración ya que el 58.05% de los goles que recibe en el segundo tiempo se encuentran en los extremos, es decir, muy temprano o muy tarde que se supone son los lapsos que requieren de más concentración.
Cabe resaltar que solamente en dos juegos el Puebla ha sido capaz de no recibir gol en el segundo tiempo y ambos son los que ha empatado, contra Toluca en la fecha tres y contra Atlas, equipos que anotaron sus tantos en el primer lapso ya que la Franja no ha podido dejar en cero a sus rivales desde la jornada quince del Apertura 2023 cuando derrotó al Toluca en “La Bombonera” por 1-0 con gol de Guillermo Martínez, en un compromiso disputado el 31 de octubre https://www.youtube.com/watch?v=ss40ezKM6Lw. Desde entonces han pasado los dos juegos del cierre de ese torneo, los dos de cuartos de final ante Tigres y los dieciséis del actual para sumar veinte juegos consecutivos con gol en contra.
Aunque son pocos, diez, los goles que ha recibido en el primer tiempo, un acercamiento por lapsos refuerza la idea de un equipo distraído: Cuatro se han dado del cero al quince, los llamados goles de vestidor (Mazatlán, Pachuca, Atlas y León), lo que representa el 40%. Otros cinco han caído del 31 al 45, es decir en el cierre cuando te debes cuidar más para proteger un marcador a favor o el empate (Toluca, Juárez, San Luis, Atlas y Chivas), es decir el 50% y sólo uno en el período que va del 16 al 30 (San Luis). Un equipo que ya mostraba desde campañas pasadas su tendencia a distraerse y que el grupo de inteligencia deportiva no fue capaz de rastrear los datos para reforzar la zona defensiva ha caído en las distracciones constantes, en errores individuales muy marcados donde hasta el central que se había mostrado muy bien la campaña anterior como Sebastián Olmedo hoy luce fuera de tono.
Seis meses atrás estos mismos jugadores (salvo la baja de Guillermo Martínez y las altas de Cavallini, Ormeño y Navarro) consiguieron darle la vuelta a un torneo que había empezado muy mal, seis meses después han escrito varias de las páginas oscuras en la historia del equipo. Han dilapidado su ventaja en la tabla de cocientes porque la derrota en Tijuana además de todo lo explicado líneas arriba significa quedarse sólo con once puntos de ventaja sobre el hermano Mazatlán que arrancará en último lugar en la tabla de cocientes 2024-2025, sólo siete arriba del Atlas (que empató con Cruz Azul), cinco sobre Juárez (que ganó al Mazatlán) y Tijuana por lo que el desplome ha sido de entre cuatro y cinco lugares y han acabado con el máximo logro de esta directiva: La estabilidad en esa tabla de cocientes. En el papel esta plantilla de jugadores tenía más talento que aquella del Invierno 98, pero ahora, con más extranjeros, comparten la falta de peso de los jugadores foráneos, muchos de ellos sin minutos en la banca como Horacio Carabajal y Kevin Velasco, otros como Lucas de los Santos jugando los minutos basura y en otros juegos sin demostrar por qué se quedó en el equipo, algunos otros ya sin contar como Gastón Silva quien gozó de mucha paciencia a pesar de sus errores continuados y algunos faltos de confianza, fuera de su mejor forma como Sebastián Olmedo, Gustavo Ferrareis y Brayan Angulo, los tres titulares ante Xolos, dos de ellos dejando su lugar en algo que debe traducirse como parte de la molestia de Andrés Carevic por la forma en la que jugó el equipo en la frontera.
No hay forma de tapar el tremendo fracaso de este torneo, el peor de la historia para la Franja, no hay quién se salve de la quema ni siquiera el técnico que llegó y que parecía haber logrado un parado más competitivo. El Puebla ha demostrado que los actos demagógicos como pedir disculpas son efímeros, se ha cansado de demostrar su mala planeación, ha carecido de dignidad deportiva, por eso aunque había más talento estos jugadores han logrado que aquellos yugoslavos quedaran como una mala broma, pero ahora ellos cargan con la etiqueta de haber escrito los momentos más penosos para una institución que parecía había superado la etapa de los ridículos, pero como esto es colectivo a la responsabilidad de los futbolistas, de los cuerpos técnicos, habría que sumarle una directiva incapaz de leer las señales de que el modelo no daba para más; como castigo para ellos y en términos de lo que los directivos entienden: Ahora no hay alguien que se salve, no hay alguien que pueda ser bien vendido porque esta plantilla no sólo ha pasado a la historia del Puebla como la que escribió el peor torneo, todavía puede anotarse ser el segundo torneo menos productivo para el futbol mexicano y ese es un sello imposible de quitar.