Lo más grave es cuando al robar su identidad lo vinculan con delincuencia organizada, extorsión o fraude, en donde podría incluso llegar a la cárcel.
Andrea Casco
Las personas suelen compartir sin mayores miramientos documentos de importancia como su credencial de elector, comprobante de domicilio y hasta tarjetas bancarias; no obstante, esa acción, a veces desapercibida, puede derivar en robo de identidad.
El mal uso de la información sensible de las personas puede traer como consecuencia daños verdaderamente cuantiosos e irreparables.
Uno de los delitos más recurrentes es cuando alguien extrae datos de un tercero y obtiene una línea de crédito a su nombre, habiendo incluso infinidad de casos que se dan entre amigos y familiares.
Entre otros agravios podrían existir:
- Daños permanentes en el historial crediticio,
- Embargo de bienes.
- Desvío de fondos.
- Apertura de cuentas y servicios sin saldar.
- Robo de reembolso de impuestos.
Lo más grave es cuando al robar su identidad lo vinculan con delincuencia organizada, extorsión o fraude, en donde podría incluso llegar a la cárcel.
Lo ideal es que cada vez que comparta cualquier documento lleve una bitácora de a quién y qué documento compartió.
