Una vez más el guía de los australianos fue el base Patty Mills, abanderado de la delegación de su país en la inauguración, con 18 puntos y siempre apareciendo en los momentos importantes.
Redacción
El mundo se paró a falta de 51.4 segundos para que el baloncesto de selecciones pudiera despedir a una de sus grandes leyendas, Luis Scola.
Compañeros, cuerpo técnico, rivales, periodistas, miembros de las delegaciones en la grada. Todos en pie para despedir con una ovación al bonaerense.
En una entrevista con Tokio 2020, Luis Scolta admitió que no buscaba ningún final “cinematográfico”, “ningún cierre ni ninguna cosa de ese estilo”.
Y salvo ese último reconocimiento, ciertamente su cierre Olímpico no fue cinematográfico: Argentina cayó en cuartos de final ante Australia por 97-59. Una diferencia lo bastante abultada como para que Sergio Hernández hiciera el cambio para que tuviera esa ovación.
En la recta final del tercer cuarto Argentina perdía por tan solo seis puntos (54-48), pero ese fue el momento en que Australia levantó su muro. El equipo oceánico anuló el ataque albiceleste durante ocho minutos en los que construyó un parcial de 25-0 que noqueó a Argentina.
Habitual candidata al podio (cuarta en 1988, 1996, 2000 y 2016), Australia tendrá una nueva ocasión de estrenar su contador de medallas. Ahora le espera Estados Unidos, a la que ya batió en la preparación en Las Vegas.
Una vez más el guía de los australianos fue el base Patty Mills, abanderado de la delegación de su país en la inauguración, con 18 puntos y siempre apareciendo en los momentos importantes.
Al contrario que Facundo Campazzo, lejos de la versión dominante que mostró hace dos años en el Mundial de China, y que volvió a marcharse entre lágrimas de frustración al banquillo a falta de dos minutos.
