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Andando de Pie – La calle es una jungla
Publicado
hace 1 añoPor
SICOM NoticiasLa columna de Andrea del Pilar Casco Meneses
Salir a la calle por sí mismo ya es un riesgo. La calma de unos puede significar la prisa de otros. Los constantes sonidos de claxon son un claro ejemplo, sin contar muchos más.
Las monstruosas ciudades despliegan sus tentáculos en forma de obstáculos sobre el asfalto, más allá de los límites que alcanza un sólo vistazo, lo que es un hecho como ocurre en el mundo de las clases sociales y del azar, la complejidad para afrontarlos es más cruda para algunos.
-Cambia la vida totalmente, es una vida nueva, pero tenemos que aprender a sobrevivir con todas las adversidades que el destino nos marque. –
Cuánta sabiduría en las palabras de don Eduardo, tiene 80 años, vive con glaucoma, su vista fue deteriorándose desde hace más de dos décadas, afrontarlo, no fue sencillo.
Actualmente su esposa Lorena de 77 años, más que su compañera se convierte en sus ojos, van juntos la mayoría del tiempo desafiando una ciudad que no se detiene ante su adversidad.
-Tenemos 51 años de casados, y es mi vida tengo que acompañarlo, donde quiera. –
Además, el señor Eduardo tiene otro fiel compañero, su bastón blanco, ésta herramienta les permite a las personas ciegas o débiles visuales, desplazarse de un lugar a otro de manera autónoma.
A Eduardo y a Lorena (cuyo porte los distinguía) los conocí en el marco del “Día Mundial del Bastón Blanco” que se conmemora el 15 de octubre. Personas con ceguera y debilidad visual realizaron una caminata sobre el Paseo Bravo (uno de los pocos espacios que cuenta con “Guías Podotáctiles” en la ciudad) para evidenciar la importancia de la tolerancia hacia sus necesidades.
-“Yo no veo, pero observo”- me dijo uno de los caminantes ¡Vaya ironía! el entorno es muy diferente entre uno y otro, cada habitante tiene una impresión diferente a la del prójimo.
Víctor de 33 años, también avanzaba en esta hilera de personas que se tomaban del hombro con la mano izquierda mientras desplazaban el bastón con la mano derecha, platiqué con él, es panadero en el mercado Morelos, nació con ceguera, me explicó que cayó recientemente a un registro sin tapa, cerca del Infonavit La Rosa, no sabe si fue de luz o de agua, pero lucía con múltiples raspaduras en ambos brazos
–Afortunadamente fui yo-
¿Afortunadamente? Le pregunté
-Sí, porque pudo pasarle a alguien más que no tuviera mi altura y pudo ser trágico-
Ahí estaba de nuevo, la virtud de la calidad humana que no está perdida. Cuando nos preguntamos el porqué de nuestras desgracias, hay quien agradece el infortunio para evitar penas a sus semejantes.
Esta caminata iba más allá de dar a conocer y pedir el respeto para los “bastones blancos” una herramienta noble y sencilla que protege a sus usuarios y usuarias de caídas, golpes y que les brinda de algo indispensable INDEPENDENCIA, cada uno de estos pasos nos mostraba a quienes sí vemos, como la calle es una jungla mucho más salvaje para unos cuantos.
¿Nos leemos el próximo lunes? @Andy_ Casco.