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Andando a Pie | El arte de la transformación

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La columna de Andrea del Pilar Casco Meneses

Entre marcos y herramienta don Sergio le da vida a la madera, la convierte en rostros finos y delicados.

Tiene más de 40 años dedicándose a la elaboración de máscaras de carnaval.

Una tradición que mantienen como legado familiar, buscando siempre la profesionalización para lograr la perfección. 

-“Por acá terminar el carnaval y por acá encargan la del año que viene”- explica que es una sensación que sólo sienten aquellos quienes gustan del ambiente carnavalero. 

Hablar de carnaval significa alegría, fiesta y algarabía, pero en el taller del señor Sergio ocurre magia, el cedro toma forma Turco, Zuavo, Zapador, Maringuilla o Diablo. 

-“Cada cliente me pide distintos estilos con bigote, algunos la quieren barbona y distintos rasgos que la hacen única”- refiere el señor Sebastián mientras continúa trabajando. 

Todo esto después de esculpir a cincel y martillo, pasar por el proceso de escofinado, pulido, y enlenzar para evitar las grietas, posteriormente la pintura y detallado, tardará alrededor de dos o tres semanas para que finalmente esté listo. Todo elaborado de manera artesanal 

-“Vamos adquiriendo más practica con los años, lo que es la técnica se mantiene igual, porque es la forma correcta de realizarlo”-. 

El costo asciende a los 3 mil 500 en madera y mil 900 de fibra de vidrio, pero el valor monetario importa poco cuando lo más importante es lucir impecable y perfectamente emperifollado en días de carnaval.

¿Nos leemos el siguiente lunes? @Andy_Casco