El manga de 31 volúmenes fue creado por Takehiko Inoue para ser publicado en la revista Weekly Shonen Jump el 1 de octubre de 1990. Lo que hizo este virtuoso autor fue compartir su fanatismo por el baloncesto.
Redacción
En octubre de cada año, vuelve a nuestra mente uno de los clásicos del manga y el anime más importantes de todos los tiempos: Slam Dunk.
Este spokon (anime deportivo) gira en torno al baloncesto y se estrenó en los 90. Durante ese mismo tiempo, Michael Jordan empezaba a cosechar éxitos con los Chicago Bulls y era un fenómeno en la NBA. Esto causó un fuerte impacto y la serie se convirtió en uno de los pocos que fue capaz de captar audiencias fuera del mundo del deporte, tanto en Japón como en México.
AMOR Y BALONCESTO
El manga de 31 volúmenes fue creado por Takehiko Inoue para ser publicado en la revista Weekly Shonen Jump el 1 de octubre de 1990. Lo que hizo este virtuoso autor fue compartir su fanatismo por el baloncesto a través de un cómic que representa fielmente su realidad.
No es de extrañar que el amor del público por la obra se trasladara también a la televisión tan sólo tres años después de su publicación. Y así, su primera emisión televisiva tuvo lugar el 16 de octubre de 1993, bajo la dirección del estudio Toei Animation, que animó el manga hasta marzo de 1996.
En Slam Dunk, seguimos las aventuras de Hanamichi Sakuragi, un chico de instituto rebelde y violento que, tras enfrentarse al rechazo de 50 chicas, decide unirse al equipo de baloncesto para seducir a la chica que le gusta (Haruko Akagi).
UNA CANASTA DE RÉCORDS
El éxito internacional del manga original se tradujo en más de 100 millones de copias vendidas entre 1990 y 2004, mientras que en televisión se situó entre las series favoritas de finales de los 90 y principios del siglo XXI. Además, Slam Dunk es uno de los 15 mangas más vendidos de todos los tiempos.
La obra de Inoue transmite la esencia del baloncesto: canastas, triples y partidos memorables, mezclados con el romance, la comedia y la superación personal de sus protagonistas, mostrando que el deporte convive con la derrota y que el verdadero espíritu de los deportistas consiste en aprender una lección de cada tropiezo.
