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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio un giro significativo a la política estadounidense hacia Cuba al tomar tres acciones clave este lunes que apuntan a reducir las restricciones impuestas sobre la isla en años recientes.
La Casa Blanca anunció que Biden ha decidido rescindir la designación de Cuba como un estado patrocinador del terrorismo, un estatus que se había mantenido desde 1982. Según el comunicado oficial, el gobierno cubano no ha proporcionado apoyo al terrorismo internacional en los últimos seis meses, y las autoridades cubanas han asegurado que no respaldarán tales actos en el futuro.
Esta decisión tiene un impacto significativo en las relaciones diplomáticas, ya que la inclusión de un país en esta lista conlleva severas sanciones económicas y restricciones en sus interacciones con otras naciones. Con esta medida, Estados Unidos da un paso hacia la normalización de la relación bilateral con Cuba, que ha estado marcada por décadas de tensiones.
Suspensión del Título III de la Ley Helms-Burton
En un segundo cambio importante, la Casa Blanca informó que el presidente Biden ha suspendido el Título III de la Ley Helms-Burton, una normativa que permitía a los ciudadanos cubanoamericanos demandar en tribunales estadounidenses por propiedades que fueron confiscadas en Cuba después de la Revolución Cubana de 1959. La suspensión de este Título representa una de las acciones más significativas tomadas en los últimos años para flexibilizar las sanciones y podría mejorar el ambiente económico y de inversiones en la isla.
La ley, que ha sido un obstáculo importante para las relaciones entre ambos países, había generado tensiones especialmente con países y empresas extranjeras que operan en Cuba, debido a las demandas judiciales que podían enfrentarse.
Eliminación de la lista de “entidades cubanas restringidas”
Finalmente, el gobierno de Biden también eliminó la lista de “entidades cubanas restringidas”, que previamente prohibía las transacciones financieras con una serie de instituciones cubanas. Esta medida también facilita las interacciones económicas y comerciales entre Estados Unidos y Cuba, aunque la eliminación no representa un levantamiento total del embargo, que sigue vigente en varios aspectos.
Reacción internacional y dentro de EE.UU.
Las decisiones de Biden recibieron reacciones mixtas tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Activistas y algunos congresistas de izquierda celebraron las medidas como un paso hacia una política exterior más cooperativa y orientada a la diplomacia. Por otro lado, grupos opositores al régimen de Castro, así como algunos legisladores republicanos, expresaron su desacuerdo, señalando que Cuba aún no ha demostrado avances significativos en cuanto a los derechos humanos y la democracia.
El levantamiento de estas restricciones, que podrían facilitar la cooperación económica y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos cubanos, también abre un nuevo capítulo en las relaciones entre Washington y La Habana, que han sido históricamente tensas.
Con estos cambios, la administración Biden parece buscar una postura más pragmática, enfocada en el diálogo y la cooperación, mientras continúa ejerciendo presión sobre el régimen cubano para que realice reformas en áreas como los derechos civiles y políticos. Sin embargo, el futuro de estas medidas dependerá de la evolución de la situación interna en Cuba y de la respuesta del Congreso estadounidense.
