Otros efectos comunes incluyen congestión nasal, resequedad en la piel, y afectaciones en los labios y el cabello, lo que causa molestias en invierno.
Andrea Casco
La exposición al frío durante la temporada invernal representa un riesgo importante para la salud, ya que puede provocar enfermedades en personas susceptibles o agravar condiciones preexistentes, sin importar la edad.
De acuerdo con especialistas, los efectos negativos del frío comienzan a manifestarse cuando las temperaturas descienden entre 4°C y 8°C, afectando principalmente a los grupos más vulnerables, como menores de edad y adultos mayores. Entre las consecuencias más graves destacan la hipotermia y la congelación, que ocurren cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede generarlo, provocando daños severos en la piel y el organismo.
El frío también debilita la respuesta inmunológica, incrementando el riesgo de infecciones respiratorias. Además, en personas con enfermedades crónicas, como el asma o la bronquitis, las bajas temperaturas pueden agravar los síntomas y descompensar su condición. En casos más extremos, la exposición prolongada al frío puede detonar episodios cardiocirculatorios y cerebrales, como infartos y accidentes cerebrovasculares, debido a la contracción de los vasos sanguíneos.
Otros efectos menos severos, pero frecuentes, incluyen congestión nasal, resequedad en la piel, así como afectaciones en los labios y el cabello, lo que genera molestias adicionales durante la temporada invernal.
Ante esta situación, se recomienda adoptar medidas preventivas, como abrigarse con prendas térmicas, consumir alimentos ricos en vitamina C y evitar cambios bruscos de temperatura. Es fundamental brindar atención especial a menores de edad y adultos mayores, ya que son los sectores de la población más propensos a sufrir complicaciones.
Proteger la salud durante el invierno no solo previene enfermedades, sino que garantiza un bienestar integral frente a las condiciones adversas del clima.
