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Deporte A Fondo | El arte de eludir responsabilidades
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hace 1 díaPor
SICOM NoticiasSicom Opina Con… Antonio Abascal
Una nueva derrota en Honduras por marcador de 2-0 donde el equipo mexicano no tuvo respuestas tras el primer gol de Luis Palma ha quedado en una anécdota luego de la deleznable agresión que sufrió Javier Aguirre al terminar el partido, el acto es muy grave y habla de la inseguridad que los equipos visitantes sienten cuando juegan en algunos lugares de Centroamérica y que no se ha podido solucionar https://x.com/i/status/1857641967078793500, habla de lo inútil de la Liga de Naciones de CONCACAF, mientras que el partido y su bajo nivel es otra demostración del estancamiento de algunos equipos de la zona https://www.youtube.com/watch?v=iuDlwybzj6g, pero el hecho de olvidar lo sucedido en la cancha es una muestra más de un futbol mexicano especializado en el arte de eludir responsabilidades, una mala costumbre que tal vez inició hace una década con el famoso, pero triste, “no era penal” de Miguel Herrera al perder en octavos de final de Brasil 2014 frente a Países Bajos, mientras que a nivel de clubes que hay varios ejemplos, como el Puebla, de que este arte de eludir responsabilidades han permeado entre los hombres de pantalón largo.
En una década, la selección nacional ha pasado de pelar por los octavos de final, de hacerlos una visita recurrente por encima de varias potencias y de seguir soñando con el quinto partido, a sufrir por conseguir el boleto mundialista, a quedarse en la ronda de grupos del mundial y de Copa América, a no ganar la nueva e inútil Liga de Naciones de CONCACAF, a vivir un ciclo con tres directores técnicos en casi dos años a partir del último partido de Gerardo Martino el 30 de noviembre de 2022 https://www.youtube.com/watch?v=C2qs4E7O7b0. A partir del “no era penal” con el que Miguel Herrera desvió la atención y victimizó a la selección nacional para no analizar las causas de una derrota que en realidad se debió a la falta de manejo de partido desde la banca con los cambios defensivos que otorgaron el balón a los neerlandeses, en nuestro país el futbol se entregó al arte de eludir responsabilidades: Dejar de jugar Copa América y Copa Libertadores no es culpa de los directivos entreguistas si no de FIFA y CONCACAF, sin olvidar que los jerarcas de la CONMEBOL son corruptos y nos miran feo https://www.youtube.com/watch?v=gb34eLIXzSU.
Si se ha decido continuar con la multipropiedad, iniciada en los ochenta por la empresa dueña del futbol mexicano y hoy principal interesada en erradicarla, es porque no hay empresarios interesados en invertir y además es una forma de evitar que el dinero del crimen organizado llegue al futbol, si se erradica el ascenso y el descenso es para buscar la forma de que los equipos del ascenso profesionalicen sus instalaciones, sus estadios (para la mejor experiencia del aficionado, cuando la mejor experiencia radica en la calidad del espectáculo que se genera en la cancha), sus finanzas, mientras que varios equipos del máximo circuito al sentirse seguros se han tirado a la hamaca y lejos de ofrecer calidad a sus aficionados, transpiran mediocridad y dejadez absoluta, como por ejemplo el Puebla, incapaz de hacer veinte puntos en un año ya no digamos en un torneo.
Nuestro país es especialista en cambiar formatos de competencia para apoyar a los jóvenes cuando en realidad ha creado un ecosistema en donde se duda del talento joven y por ello los debuts se producen en etapas tardías o forzados por una regla de menores que muchas veces sólo se cuida para no perder puntos en la mesa; nuestro país prefiere acudir al mercado extranjero atiborrando a las plantillas de jugadores de baja calidad o de otros que ofrecen destellos, pero luego se tiran a la hamaca, nuestro futbol es tierra de oportunidades, pero para los futbolistas foráneos que así obtienen un buen contrato a cambio de ofrecer a cuenta gotas su calidad porque así convencen a la afición, a los medios de comunicación cuyos narradores se sorprenderán cuando tal o cual no juega “porque tiene mucha calidad”, como sucedió con el Puebla de Chepo de la Torre con futbolistas como Facundo Waller y Kevin Velasco, cuando están lejos de su mejor forma y lo más sencillo para eludir sus responsabilidades es culpar al director técnico.
Los jugadores también se han acomodado a esta mediocridad, reciben buenos sueldos por destellos de su calidad, ya no es necesario que rindan a tope un año, basta con algunos buenos momentos para ser considerados una promesa, para llegar a selección nacional, para ser presumidos en los medios de comunicación, a veces sólo por su velocidad, aunque nunca decidan bien, se justifica que sean arrogantes, que desconozcan la historia de los equipos del extranjero y que con la mano en la cintura digan “no” a equipos que no juegan Champions, aunque sean de la Premier League. El jugador mexicano espera el llamado de las ligas más importantes deseando no encontrar trabajo y para eludir sus responsabilidades dice que el proyecto no es interesante, que sería un retroceso ir, que prefiere esperar una oportunidad a través de un equipo “grande”.
Desde el “no era penal”, el futbol mexicano se ha llenado de excusas y ha dejado de analizar las causas del estancamiento, desde el “no era penal” se ha preferido echar la culpa a los árbitros, a los técnicos, a la CONMEBOL, pero nunca la Federación se ha hecho responsable de sus decisiones. La falta de proyecto deportivo es tan evidente, que se dan bandazos en las medidas para sacar al buey de la barranca, un día se dice una cosa para al siguiente hacer la otra, esta falta de proyecto es tan evidente que la respuesta más sencilla es acudir a la naturalización de futbolistas extranjeros cumplidores y a la moda por su participación en los equipos más importantes del país, aunque al final, en esta década negra, ninguno de ellos haya marcado una diferencia en la cancha, algunos han sido tan efímeros como su buen nivel en los torneos cortos como Rogelio Funes Mori o Germán Berterame, convocado para la fecha FIFA de octubre para no recibir el llamado para esta de noviembre; en lugar de preguntarse las causas de la falta de delanteros mexicanos, la solución más sencilla ha sido naturalizar “talento”, sin que hasta el momento haya sido la solución.
Tras la eliminación en Qatar 2022 en la que el pretexto fue Gerardo Martino, se prefirió creer que el timonel argentino había entregado el partido contra Argentina, antes de reconocer el estancamiento del futbol mexicano, estancamiento generado por una suma de decisiones desafortunadas, algunas de ellas ya enumeradas como la desaparición del ascenso y del descenso para proteger la inversión de los dueños, como si estos no supieran los riesgos de entrar a un negocio que tenía reglas establecidas, la liberación de las plazas de extranjeros, la salida de Copa América y Copa Libertadores que regresó a nuestro futbol al mundo de CONCACAF, un mundo que es sinónimo de retraso, de poco desarrollo, de tiempos que se suponían superados y en el que el acto de violencia contra Javier Aguirre es, por desgracia, una estampa clara de ese retraso.
La misma situación que se vive a nivel macro con la selección nacional, sucede con el Puebla que como institución está viviendo uno de sus peores años en la historia del club. El peor torneo en la historia de la rama varonil en el Clausura 2024 fue replicado por las damas en el Apertura 2024. En los varones, tras un torneo pésimo el siguiente hubo una ligera mejoría, pero entre ambos no se llegó a veinte puntos lo que tarde o temprano condenará a la Franja a pagar la multa o incluso podría pagar en varias oportunidades. Hoy la institución no tiene ni pies ni cabeza, a partir de una idea que quedó plasmada en una de las pocas intervenciones públicas del director general, Gabriel Saucedo, quien acaba de cumplir un año en el cargo: “Venimos a profesionalizar el club”, cuando era una de las cartas con las que otros directores generales enviados desde el Ajusco habían justificado su presencia en la Angelópolis.
En este 2024 el Puebla varonil hizo diecinueve puntos de 102 en disputa (51 en cada torneo), recibió 74 goles en 34 juegos; en total en cuatro torneos para los primeros equipos varonil y femenil se disputaron 68 partidos con saldo de once victorias, trece empates y cuarenta y cuatro derrotas lo que habla de que el problema es más grave que un mal trabajo de un director técnico. En este 2024, el equipo de la franja varonil tuvo cuatro directores técnicos, Ricardo Carbajal, el interinato de Fernando Aristeguieta, Andrés Carevic y José Manuel de la Torre, sin dejar de señalar que para arrancar 2025 se tendrá a un quinto estratega a la espera de la decisión de la directiva que sigue analizando perfiles; en la rama femenil fueron tres: María José López, una especialista en el futbol femenil, Guillermo Cosío hijo, formado en el futbol femenil y Carlos Adrián Morales, sin experiencia en el trabajo con las damas, entre ambos equipos son siete cuerpos técnicos sin que las problemáticas particulares sean subsanadas, incluso algunas se acentuaron.
Los jugadores del Puebla pasaron de tener un técnico cercano, que incluso les concedió más días de vacaciones tras haber alcanzado la liguilla del Apertura 2023, a uno muy exigente y restrictivo como José Manuel de la Torre, pero con ninguno dieron resultado. Algunos fueron incapaces de mantener un buen nivel como Diego de Buen, otros siguieron brillando en una parcela, pero descuidaron la otra como Brayan Angulo y en realidad toda la plantilla vivió de algún destello. La directiva no cerró la herida en la defensa central y siguió con los mismos que recibieron 43 goles en el primer semestre de 2024, pero la salida del timonel demuestra que los directivos que ahora están en el Puebla también han tomado la maestría en el arte de eludir responsabilidades: Cambiar a los directores técnicos y en el caso del último basarse en los problemas internos a la par de resultados que se quedaron cortos, como el mismo Chepo admitió.
Hoy vale la pena recordar el panorama del Puebla a finales de 2022, justamente en estas mismas fechas: Clasificado directo a la liguilla, sin necesidad del repechaje, noveno lugar en la tabla de cocientes cuatro puntos por encima de Cruz Azul, diez del Atlas, catorce de Pumas y San Luis, veintiséis del Necaxa, treinta del Mazatlán y 32 del Tijuana; más allá del retiro de unidades por los torneos de Larcamón, la caída en un año es brutal ya que al finalizar el Clausura 2024 el equipo camotero era décimo segundo, un punto por arriba del Atlas, tres de San Luis, cuatro del Necaxa, diecinueve del Mazatlán y veintitrés del Tijuana. Al arrancar el Apertura 2024 ya aparecía implicado en la danza de los últimos lugares, ya tres puntos por debajo de Necaxa, uno de San Luis, pero arriba por cuatro de Juárez, de siete con Atlas, de diez con Mazatlán, sin tomar en cuenta a Querétaro y Tijuana con cocientes más volátiles; hoy la Franja está en antepenúltimo lugar en zona de pago de multa, sólo un punto por arriba de Juárez y diez del hermano Mazatlán, Atlas ya le lleva un punto y Necaxa tres. El proyecto del Puebla estaba lejos de ser ideal por la concepción mercantilista de su dueño, el Grupo del Ajusco parte de una multipropiedad, pero había un mejor trabajo.
Con los malos resultados en todas las áreas: El varonil, femenil y fuerzas básicas, con cambios dirigenciales en áreas donde el funcionamiento no justificaba el movimiento: Fuerzas Básicas y femenil, con renuncias de empleados en distintas parcelas, desde la llegada de Gabriel Saucedo el club ha venido en picada y los datos son muy claros, pero en Puebla como a nivel nacional hay un desarrollado arte de eludir responsabilidades: Falló el Chepo, y con eso se justifica la mala calidad de la plantilla, el trabajo de jugadores extranjeros muy lejos de su nivel, el Puebla femenil vivió su peor torneo, pero no hay una sola explicación o, tal vez, la justificación sólo fue el cambio de técnico y de director deportivo. El Puebla de Gabriel Saucedo también es un ejemplo del arte de eludir responsabilidades porque durante estos últimos meses ante la falta de explicaciones directivas, el técnico fungió como pararrayos, a tal grado que al finalizar el torneo se convirtió en el chivo expiatorio perfecto.
Ausencia de explicaciones, nuevos directivos con cargos de decisión poco conocidos por la afición porque no han tenido el cuidado de ser presentados, hace años se criticaba a la directiva por no tener raíces en Puebla, pero poco a poco se fue poniendo orden administrativo y deportivo en un club al borde de la desaparición. Bastó un año para que esos cimientos se cayeran y se volviera al desorden lo que hace del caso poblano uno más llamativo porque el verdadero dueño no ha visto los balances, los mismos que mostraban un funcionamiento más armónico para sus intereses y que de un año para acá todo se derrumbó, mientras se perfecciona el arte de eludir responsabilidades.