La columna de Sergio Castro
Vamos a ver, el debate de Estados Unidos que se celebró el 27 de junio en Atlanta, dejó mucho que desear al menos al partido demócrata, gracias al desempeño que mostró el presidente Joe Biden en el ejercicio. ¿Qué pasó? Que no pudo articular una frase completa en todo el debate, hubo tropezones más graves y más evidentes, pero nunca en la historia de la Unión Americana se había visto un error tan grave.
La pregunta ¿Biden pudiera hacerlo? –Incluso desde su casa de campaña- resonó durante todo el jueves en los pasillos de la Casa Blanca, al grado que los médicos de cabecera del mandatario declararon a la prensa que presentaba resfriado por lo que pudiera lucir afectado. Sin embargo, el tartamudeo, la vista perdida y los gestos sinsentido no es nuevo en Biden, han sido registrados muchos momentos en que parece que el presidente ya no puede actuar por sí solo.
Y es que para ser honestos, Biden es uno de los presidentes más grandes que ha tenido el país, 81 años contra los 78 de Trump, en los televisores parecía que había más de 10 años de diferencia.
No hubo muchas propuestas y es que en el momento en que el hombre más poderoso del mundo parecía perderse, los moderadores del debate pasaban de inmediato a otra pregunta o le daban la palabra a Donald Trump.
Y esto por supuesto fue un gran acierto para Donald Trump, corrigió la actitud de prepotencia y de interrupción a su contrincante que lo dejaron mal parado en los debates de 2020, esta vez no cayó en provocaciones y refutó los argumentos que Biden presentaba en su contra.
Aunque sabemos que los dos hombres no se caen bien, sus intercambios se volvieron cada vez más desagradables y personales. Para muchos de los espectadores el debate de 90 minutos fue un recordatorio de por qué tantas personas están tan insatisfechas con la opción que se les está dando. Y a su vez, dejó más confundidos a los electores indecisos.
Por supuesto el ganador de este ejercicio es Donald Trump, no solo porque las encuestas le dan ligera ventaja, sino porque a pesar de los esfuerzos de los demócratas de culparlo por el asalto al Capitolio en 2021 y llevarlo a juicio político la popularidad del empresario se elevó como la espuma y recaudó más de 6 millones de dólares en lo que va de la contienda.
A pesar que al término del enfrentamiento, la vicepresidente Kamala Harris trató de mitigar el daño con entrevistas a diversas televisoras, justificando el actuar de Biden, la verdad es que en el centro de operaciones de la campaña se notaban desanimados y preocupados. El objetivo era convencer a los demócratas de que no den un paso atrás y vean el panorama general, aunque la realidad es otra.
Biden tiene 2 meses y medio para corregir sus errores, para concentrarse y dejar a un lado su orgullo de saber que en algún momento fue el personaje que pudo derrotar a Trump en los comicios, el tiempo pasa y cobra factura, independientemente de la agenda política que tiene cada uno, a un ejercicio como estos tienen que llegar bien preparado y ofrecer a los ciudadanos una exposición de propuestas serias, sin titubeos, defendiendo su gestión y demostrar porque Estados Unidos es considerado la democracia más importante del globo.
