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Deporte A Fondo | Delegación competitiva

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La columna de Antonio Abascal

Aunque no hubo suerte para los equipos mexicanos de voleibol de playa que se quedaron a un triunfo más de llegar a París 2024, al igual que los representativos de rugby siete, varonil y femenil, que quedaron fuera en la fase de grupos de su respectivo torneo, pero Jorge Iga logró el boleto en los 100 metros libres de la natación que significa romper una sequía de 32 años sin representación nacional en una de las pruebas con más peso del programa olímpico ya que el último mexicano en competir en esos 100 metros libres había sido Rodrigo González en Barcelona 92 quien en la clasificación final se ubicó en el vigésimo segundo lugar. De acuerdo con el especialista Juan Manuel Rotter las expectativas de la natación mexicana en París 2024 son buenas, a pesar de que hasta ahora sólo hay tres clasificados y todavía se espera una mujer, ya que hay posibilidades de lograr alguna semifinal y alguien se puede colar a una final lo cual sería un auténtico logro.

Además de Jorge Iga están clasificados a París 2024 Miguel de Lara y Gabriel Castaño quien logró un muy buen tiempo en los 50 metros libres, al nivel de Australia y Estados Unidos, el propio Rotter en sus redes sociales comparó los 21.67 que el nadador mexicano realizó en San Antonio con la final olímpica de Tokio 2020 que ganó el estadounidense Caleb Dressel con 21.07.

El punto importante es que con esos 21.67 Castaño no sólo habría clasificado a la final, sino que se habría colocado en la quinta posición sólo por debajo de los medallistas y de otro estadounidense, Michael Andrew quien paró el cronómetro en 21.60;  realizó un mejor tiempo que Ben Proud, de Gran Bretaña y Kristian Gkomoleev, de Grecia, (21.72), el italiano Lorenzo Zazzeri (21.78) y el neerlandés Thom de Boer (21.79), lo que habla de la capacidad del mexicano quien estudia en la Universidad de Penn State por lo que entrena en Estados Unidos.

Nuestro país no clasifica a una final de la natación desde Moscú 80 cuando el 4×100 libre femenil se metió a la pelea por las medallas: Isabel Reuss, Dagmar Erdman, Teresa Rivera y Helen Plaschinski se ubicaron en el sexto lugar tras la Alemania Oriental (Barbara Krause, Caren Metschuck, Ines Diers y Sraina Hüselbanck), Suecia y Países Bajos que ocuparon los tres cajones del pódium, Gran Bretaña y Australia. Las mexicanas superaron al relevo de Bulgaria y al de España que cerraron la lista de los finalistas; la prueba se celebró el 27 de julio de 1980. México no clasifica a un nadador en una prueba individual desde Guillermo García en los 1500 metros libres de Múnich 72, en la cual se ubicó en el octavo lugar con un registro de dieciséis minutos, treinta y seis segundos y tres centésimas, prueba que se realizó el 4 de septiembre de 1972 y que coronó al estadounidense Mike Burton con 15:52:280; dos días antes, el 2 de septiembre, Felipe Muñoz había disputado la final de los 200 metros pecho ubicándose en el quinto lugar con dos minutos, veintiséis segundos y cuarenta y cuatro centésimas, mientras que el nuevo campeón olímpico, John Frederick Hencken, hizo 2:21:550.

Cuando se conforma una delegación olímpica se debe ser muy cuidadoso en explicar las expectativas en cuanto al número de medallas y otro tipo de objetivos; en México los medios de comunicación nos hemos centrado en la cantidad de preseas obtenidas para calificar las actuaciones, pero hay otro tipo de parámetros que permiten medir, incluso con más claridad, el desarrollo deportivo. Para empezar, se debe partir de la premisa clara de que nuestro país nunca ha sido una potencia olímpica general a pesar de tener algunas disciplinas que generalmente dan resultados como los clavados, el tae kwon do, el boxeo, la marcha y antes la equitación, principalmente. La mejor actuación mexicana fue en casa, en México 68, cuando se ganaron nueve preseas, tres de cada color, y fuera de territorio nacional en Londres 2012 donde se obtuvieron ocho.

Si en París 2024 alguno de los tres nadadores se cuela a una semifinal también significará romper un largo ayuno porque desde Atenas 2004 no hay un registro de ese tipo. En esa ocasión el relevo varonil 4×200 en estilo libre se ubicó en el décimo quinto lugar con Javier Díaz, Josh Ilika, Leonardo Salinas y Alejandro Siqueiros, mientras que a nivel individual Juan Veloz fue décimo sexto en los 200 metros mariposa, por lo que alcanzar una semifinal o colarse a una final ya sería un éxito para una delegación muy corta en cuanto a número, tres participantes hasta el momento, debido a los problemas entre la Federación Mexicana de Natación, World Aquatics y la CONADE que ha evitado la entrega de más apoyos económicos a los deportistas, aunque lo más grave es el abandono federativo desde tiempos de la pandemia, lo que hace más meritoria la clasificación a París 2024 por parte de Jorge Iga, Miguel de Lara y Gabriel Castaño, a la espera de que una mujer pueda sumarse a través del ranking internacional, pelea en la que están Celia Pulido, quien el fin de semana rompió el récord mexicano en 50 y 100 metros dorso, y Miranda Grana.

Todos los atletas mexicanos clasificados a París 2024 ya forman parte de la élite mundial, se enfrentarán a ella y podrán competir contra los mejores del mundo; algunos de ellos no sólo tendrán esa oportunidad, sino que se meterán entre los favoritos para conseguir una medalla y tal vez alguno pueda hasta convertirse en campeón olímpico, pero la realidad es que nuestro país no tiene tantos atletas para estar dentro de los favoritos a las medallas. El equipo de clavados es muy competitivo y tiene muchas posibilidades de presea, el tae kwon do encabezado por Carlos Sansores y el tiro con arco por Alejandra Valencia son los que más expectativas tienen, aunque en general se sigue armando una delegación muy capaz, con atletas acostumbrados a competir y a los que se les debe pedir que una vez en la capital francesa lleguen al tope físico y den el 100% de su capacidad, si eso ocurre la actuación mexicana en París será muy positiva y se mantendrá una línea que se alcanzó en este siglo XXI donde más allá del número de preseas, los atletas mexicanos han sido muy competitivos.

Cada atleta tiene objetivos distintos, algunos sí sueñan y pueden llegar a pelear por las medallas, otros con llegar a la final (como en el caso de la natación), podrían imponer un buen registro, lo mismo sucede con el equipo de natación artística (de regreso tras un largo ayuno que databa de Atlanta 96) y el de gimnasia rítmica, que ya hizo historia, al clasificar por primera vez a una edición olímpica, sin embargo, en cada competencia internacional convencen a los jueces y se ganan una reputación que también cuenta en la escena olímpica. Atletas que han puesto a su deporte en el mapa como Alan Cleland en el surf o Sofía Reinoso en el canotaje-slalom, otros que han peleado mucho por regresar como Marcos Madrid en el tenis de mesa, son ejemplos de que hay distintas unidades de medición y que la tabla: Ganaste medalla o no para calificar como éxito o fracaso ha quedado obsoleta.

No es un tema de mediocridad, es un aspecto real: Los atletas mexicanos clasificados a París 2024 ya forman parte de la élite mundial, ya son parte de los mejores del mundo ya que para llegar a una edición olímpica hay cuatro años (ahora tres) para conseguir los boletos, son cuatro años de constantes competencias a nivel mundial o regional para ir sumando puntos en el ranking o aprovechar ciertos eventos muy importantes para conseguir; cada deportista que usted vea en la capital francesa forma parte de los mejores del mundo, por lo que dicho de otra manera más de noventa mexicanos están en ese grupo. Otro aspecto que a veces se nos olvida es que esos cerca de cien atletas deberán enfrentarse contra otros que ese día en particular se pueden sentir mejor física o mentalmente y a partir de eso imponer una diferencia; algunas veces a pesar de rendir a un nivel muy alto, alguien puede ser mejor que tú y habrá que reconocerlo no para imponer la etiqueta de “fracaso”, sino para entender que el rival fue mejor y por ello se quedó con un puesto más arriba en la clasificación.

Los Juegos Olímpicos representan una competencia entre los mejores del mundo y nuestro país a pesar de todas sus politiquerías entre organismos, a pesar de las federaciones deportivas ha logrado colocar a más de noventa atletas que se han ganado su derecho a competir y una vez ahí tienen posibilidades. ¿Cómo medir entonces la actuación de la delegación mexicana? A partir de conocer a los atletas que nos representarán, saber sus objetivos, conocer quiénes son los que marcan la pauta en cada una de las disciplinas, manejar datos como los de la natación porque a Jorge Iga, Gabriel Castaño y Miguel de Lara no se les puede pedir una medalla, pero sí imponer marcas mexicanas, sí acercarse a tiempos competitivos y si por ahí se abre una posibilidad de semifinal y mucho más de una final será una gran actuación porque México no mete a un nadador a semifinales olímpicas desde Atenas 2004 y no ha saboreado una final desde Moscú 80, pero como no se clasificó en relevos, una final individual no se goza desde hace cincuenta y dos años.

Una buena actuación es colarse entre los ocho mejores de la natación artística y la gimnasia rítmica, pero incluso una buena actuación también podría considerarse que ambos equipos sigan ganando espacios, ganando reconocimiento internacional por la creatividad de las rutinas y por el grado de dificultad que manejan, una buena actuación se puede medir por el número de finales olímpicas que se logran más allá de que no se obtengan medallas, los llamados diplomas olímpicos ayudan a medir la competitividad de las delegaciones y son un parámetro más representativo que el número de medallas que también es importante.

A un mes de los juegos olímpicos, la actividad arrancará el 24 de julio con el futbol masculino y el rugby siete también de la rama varonil, hay tiempo para conocer a los atletas que representarán al país, para hablar de las disciplinas y de su panorama en cuanto a tradiciones y favoritos, a un mes de los juegos todavía podemos para saber cuáles son las expectativas de nuestros deportistas porque no todos optan a medalla, pero cada uno de los más de noventa clasificados hasta el momento sí tienen objetivos muy marcados que tratarán de alcanzar, algunos incluso lejos de las preseas significarán hacer historia para México debido a que implantarán marcas, porque competirán por vez primera como Cleland en el surf o el equipo de gimnasia rítmica, pero al final lo que sí se puede pedir es que dejen todo en su superficie de competencia y que den una imagen de alta competitividad que de manera general han tenido las participaciones mexicanas en los Juegos Olímpicos de este siglo XXI.

Una última consideración: Los atletas mexicanos han llegado a París por méritos propios, de sus entornos con entrenadores y familiares, muchas veces por encima del ecosistema contaminado de las federaciones y a pesar de dos organismos, CONADE y COM, que al continuar su pleito histórico, en lugar de ayudar le complican el panorama a los propios deportistas.