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Deporte a Fondo | Máxima humillación
Publicado
hace 7 mesesPor
SICOM NoticiasLa columna de Antonio Abascal
Cuando se imponen marcas negativas de menos puntos en un torneo, de más goles en contra para un certamen de diecisiete partidos y de derrotas con catorce en diecisiete juegos, no hay forma de que alguien se salve de la quema. Durante las últimas semanas cuando el Puebla de la Franja cayó libremente, ya que el 8 de marzo fue el último punto que cosechó en el torneo al empatar a dos con el Atlas, se ha buscado a los culpables y se ha tratado de disculpar a algunos que vienen llegando cuando la realidad es que todos los que conforman al club fracasaron en este torneo, desde la Dirección general donde Gabriel Saucedo había llegado ya iniciado el anterior pero este certamen ya estuvo a su cargo, hasta los tres directores técnicos que dirigieron en el Clausura 2024, pasando por los jugadores, preparadores físicos y auxiliares técnicos. El fracaso es de todos y es enorme porque no sólo impusieron récords negativos en el Puebla, lograron ubicarse como la segunda peor cosecha de toda la historia sólo por arriba del Veracruz del Clausura 2019 que no sumó puntos por un tema administrativo, pero en la cancha apenas había logrado cuatro, producto de igual número de empates.
La defensa del Puebla (esa que terminó improvisando a Daniel Aguilar como central por izquierda, la posición del afamado Gastón Silva quien aquí en Puebla cometió más errores que aciertos) finalizó con 43 goles recibidos. La mayor cantidad que ha aceptado en torneos de diecisiete partidos, se quedó a dos de la marca global que está en poder del Veracruz en el Apertura 2019 con 45 tantos en contra. Cabe destacar que una versión poblana, la del Verano 2002, también recibió 45 tantos, pero fue en un torneo con dieciocho partidos. La Franja del Clausura 2024 logró ubicarse como una de las peores defensivas desde que se disputa la modalidad de campeonatos cada seis meses. Ese Veracruz del Apertura 2019 ocupa el primer lugar, seguido ahora por el Puebla del Clausura 2024 con 43, el Mazatlán del Clausura 2023 con 41 y el Puebla del Invierno 98 con 41.
Otros equipos que recibieron cuarenta o más goles en torneos cortos fueron el Puebla del Verano 2002 con 45 pero en dieciocho juegos, el Veracruz del Clausura 2004 con 41 en diecinueve cotejos, La Piedad del Invierno 2001 con cuarenta en dieciocho y el Veracruz con los mismos cuarenta en el Apertura 2002 donde se disputaron diecinueve compromisos. El caso es que en todos los registros negativos aparece el Puebla del Clausura 2024 ya con el dudoso honor de tener la marca (más derrotas) o ser el segundo peor de toda la historia (puntos, goles en contra).
Un torneo envenenado donde se sumaron muchos factores para que un equipo que había reaccionado con el cambio de timonel en el Apertura 2023 alcanzando la clasificación directa a la liguilla en la que compitió ante el que era el campeón defensor, pasara a ser un cheque al portador en el Clausura 2024, yendo de humillación en humillación hasta terminar con la peor: El desdén americanista que jugando debajo de medio gas se llevó la victoria con dos goles en el primer tiempo y después sobrellevó el resto del juego https://www.youtube.com/watch?v=H4V6rRqORZU. La marca de goles en contra no se rompió gracias a que el América no quiso hurgar en la herida, consciente de los compromisos que tiene por delante como la semifinal de la copa de campeones de CONCACAF ante Pachuca y el desarrollo de la liguilla, por tal motivo, el América que visitó al Cuauhtémoc y lo convirtió en una sucursal del Azteca (otra humillación para los aficionados poblanos de sepa que crecieron viendo a su equipo retar tanto en la cancha como en la tribuna al poderoso cuadro capitalino) no estuvo interesado en acrecentar su ventaja, más bien trabajó para cuidarla y ni siquiera se tuvo que esforzar mucho para conseguirlo.
Ricardo Carbajal inició el torneo, tomó la determinación de hacer una pretemporada más corta y falló en la planeación junto a una dirección deportiva inexistente que enterró el buen trabajo de sus predecesores con contrataciones de bajo perfil, pero sobre todo de bajo nivel, que nunca entendió las señales que transmitía el equipo a pesar de su buen cierre el torneo pasado: Una central sin liderazgo, tendiente a las distracciones, dos laterales muy ofensivos sin mucha atención en la parcela defensiva, acudir al mercado de la nostalgia con Cavallini y Ormeño a pesar de los últimos torneos de ambos en otros equipos. Así el Puebla arrancó con menos trabajo, con jugadores que dependían de chispazos, con problemas en la defensa y con mucho ruido fuera de la cancha. El que quiso congraciarse con los jugadores dándoles más días de descanso, terminó desquiciado, evidenciando algunos de los líderes el 20 de febrero en la derrota por 4-1 ante Pachuca en el Cuauhtémoc https://www.youtube.com/watch?v=ilEI_4CyGx4.
Siguió Fernando Aristeguieta, quien de por sí este ciclo 2023-2024 fue su primero como entrenador en la sub 23 luego de la lesión que lo apartó de los terrenos de juego, el venezolano evidenció su inexperiencia al querer implantar un sistema diferente, de acuerdo con su forma de ver el futbol, pero alejado de lo que necesitaba en ese momento el equipo, aunque intentó recomponer en el empate ante Atlas (que fue la última vez que se sumó en el certamen https://www.youtube.com/watch?v=1qCtZou2X4Y&t=225s). Andrés Carevic llegó sin la etiqueta de interino y perdió los siete partidos que dirigió, estadística brutal que debería aparecer en el análisis de la continuidad del argentino, junto con otros parámetros: Entre los positivos mostró un mayor interés de poner a los jugadores de la cantera, donde su apuesta por Alberto Herrera fue uno de los pocos focos encendidos de este certamen porque además lo repitió en la posición que más domina, no lo improvisó como carrilero por izquierda como habían hechos otros estrategas; junto a esta apuesta por algunos juveniles, Carevic Ghelfi acabó con las alineaciones por decreto y mandó a la banca a Gastón Silva (cuyo rendimiento era más que cuestionable) y también lo hizo con Sebastián Olmedo (que acabó con una pérdida total de confianza) y con el veterano Brayan Angulo.
Pero el gran problema del tercer timonel del Puebla en el torneo fue su incapacidad de darle un estilo al equipo de la Franja, desde su llegada y en los primeros partidos privilegió la idea ofensiva, mantuvo la intención de salir jugando con el balón controlado que desde los primeros partidos se mostró como una de las problemáticas del equipo; los goles en contra y las derrotas se siguieron acumulando y cuando quiso recomponer ya era muy tarde. Es cierto, el equipo compitió ante potencias como Tigres y Cruz Azul, pero al final perdió y lo hizo porque nadie fue capaz de frenar la hemorragia en la parte defensiva; de hecho, ese juego ante Cruz Azul se puede catalogar como el mejor del Puebla bajo la dirección de Carevic porque fue un equipo intenso, que sostuvo la dinámica de una escuadra que esta campaña ha sorprendido por ese dinamismo, que cerró los espacios y buscó atacar aprovechando que la Máquina manda muchos elementos al ataque; se quedó muy cerca de sacar el empate y hasta de mantener el cero en su portería hasta que una mano de Ferrareis lo condenó a un penal en el minuto noventa https://www.youtube.com/watch?v=CLxOdPj1tYs&t=5s, parecía que el timonel argentino había dado con la tecla, pero lejos de ello no fue capaz de sostener ese estilo y ante Tijuana el equipo volvió a las andadas https://www.youtube.com/watch?v=o2HPXBE5ESU para cerrar con un intento competitivo contra unas Águilas más pendientes de sus próximos compromisos, por lo que el juego del viernes fue hacer patente la fragilidad del equipo de la Franja que quiso pero no pudo mientras que el rival dejó correr todo el segundo tiempo consciente de que esa victoria de 2-1 ya le daba muchas opciones de terminar como líder por la dificultad del duelo de Toluca frente a Cruz Azul.
Mientras ninguno de los tres técnicos fue capaz de leer la situación del equipo, los jugadores mostraron falta de calidad en muchos casos, falta de profesionalismo y una endeble situación anímica porque alguno como Sebastián Olmedo que se había distinguido por cubrir hasta las fallas de los compañeros, terminó saturado sin confianza como quedó patente en los últimos juegos con errores infantiles y hasta incapacidad para dar un pase de rutina como sucedió el viernes ante el América; la directiva se tiró a la hamaca, creyó que el modelo de gestión era eterno y poco a poco fue menoscabando la calidad del grupo: De los Cortizo se pasó a los Baltazar, de los Segovia a Gastón Silva, de Mancuello a Carabajal y de los Santos, se pasó a futbolistas de destellos como Luis Arcadio García; ya con el problema encima, se rompió otro paradigma cunado se contrató primero al técnico y luego al director deportivo por lo que hoy Ángel Luis Catalina tiene un auténtico crucigrama para buscar la reconstrucción poblana, por eso nadie se salva de la quema de este torneo que como ya se dijo desde la semana pasada acabó con el mayor mérito desde que el Ajusco se hizo cargo del Puebla: La estabilidad en la tabla de cocientes, ahora arrancará el ciclo 2024-2025 cuatro puntos por debajo del San Luis, tres del Necaxa, con un mínimo colchón de cuatro unidades con respecto de Juárez, cinco al Tijuana, siete al Atlas y once al hermano Mazatlán para no pagar la supuesta multa, además sólo Mazatlán con -42 y Tijuana con -34 tienen peor diferencia de goles que la Franja (-30).
De humillación en humillación hasta llegar a la máxima, un equipo poderoso cascareando en la cancha del Cuauhtémoc mientras su público aplaudía y callaba los pocos intentos de insurrección en la tribuna, fue el torneo para el Puebla, lo que se explica a partir de otro dato estadístico. Iván Rodríguez, el criticado guardameta del Puebla, recibió 43 goles, porque él estuvo en los diecisiete partidos del torneo, pero hizo más de 55 atajadas para ubicarse en los primeros lugares de ese departamento. “La araña” tuvo responsabilidad en algunos, menos de los que el público le achaca, pero salvó a los camoteros en múltiples oportunidades lo que habla de la debilidad del sistema defensivo poblano, al equipo de la Franja le llegaban por todas partes y así es muy difícil, jamás tuvo respuestas en la táctica fija en contra, salvo al final con Orona y Ormeño quedando como los responsables. El problema principal no es la calidad de Iván como atajador, es su falta de liderazgo, no es un guardameta que grite mucho o que se haga sentir, ese sí es un aspecto a tomar en cuenta por parte de la dirección deportiva no sus dotes porque ahí, se debe insistir que sus atajadas ayudaron a que la marca de más goles en contra en la historia de los torneos cortos no se rompiera; sin embargo, a los factores que se sumaron para esta pesadilla sí habría que sumar la falta de liderazgo del guardameta.
Nadie se salva de la quema por más que en las redes sociales haya “villanos favoritos”, una campaña pésima no se puede explicar a partir de algunos buenos y muchos malos, una campaña pésima es la respuesta a un mal trabajo institucional entre los que verdaderamente toman las decisiones deportivas. Ahora la duda radica en que tantas consecuencias habrá por ese mal trabajo, si habrá una limpia de jugadores, si Carevic se quedará, con qué tanto apoyo desde el Ajusco llega Catalina para maniobrar y reconstruir. Hace veinticinco años y medio la peor temporada del Puebla, el Invierno 98, no pudo ser reconducida a pesar de las buenas intenciones de la directiva de Bernat y Regordosa y de la capacidad de Alfredo Tena en la dirección técnica por lo que el Verano 99 finalizó con el descenso de la Franja. Ahora no hay descenso, pero cuando se ha fallado institucionalmente, se requiere de una respuesta creativa y llena de capacidad para reconducir la situación; hace veinticinco años hubo buenas intenciones, pero no capacidad futbolística, ahora el reto será para Ángel Luis Catalina quien viene llegando y para un Gabriel Saucedo que en cerca de ocho meses en el club ha pasado de una buena gestión para llevar el caso del Puebla vs Tijuana ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo a este desplome absoluto lleno de marcas negativas.
El Puebla se ha reinventado muchas veces en sus ochenta años de historia, ahora está por iniciar otra reconstrucción donde el reto parece ser muy grande, ya que los que toman las decisiones deberán ser muy creativos sobre todo para reconquistar a una afición cansada de humillaciones y, que, tras el viernes pasado, parece ser una especie en peligro de extinción ya que cada vez se pierde más la identidad poblana, a tal grado que en el Cuauhtémoc había personas con playeras mitad del América y mitad de la Franja, algo que nuestros abuelos o los directivos de los setenta nunca hubieran imaginado.