La columna de Andrea del Pilas Casco Meneses
“Bendita la ignorancia” … me dijo la señora Guadalupe mientras doblaba y acomodaba ropa de cestos en el bazar del albergue “Promotores Voluntarios del Hospital para el Niño Poblano”. Forma parte del voluntariado desde hace más de 10 años. “Sí, bendita la ignorancia porque viviendo en mi mundo de cristal jamás me habría dado cuenta de la necesidad que existe en el mundo”, concluyó.
Tiene razón, ejemplos transformados en historias hay de sobra. Carmen tiene 29 años, proviene del municipio de Huehuetla, ubicado en la Sierra Norte de Puebla, su lengua nativa es el Totonaco y poco habla español. Es madre de Fabián de 5 años, quien recientemente tuvo una cirugía en el Hospital del Niño Poblano para eliminarle un “pólipo rectal”. Para su atención fue necesario un traductor.
Este albergue le abrió las puertas para que ella y su familia tuvieran un espacio digno, limpio y seguro para descansar, comer y tomar un baño mientras se recuperaba el menor.
Con la firme convicción de apoyar a quienes más lo necesitan hace 32 años, se formó la Asociación Civil “Promotores Voluntarios del Hospital para el Niño Poblano”.
Actualmente, 30 personas hacen posible una labor ardua, que ayuda principalmente a familias de bajos recursos pagando una cuota de recuperación de 20 pesos por día, ellos y ellas provienen del interior del estado, con menores que permanecen hospitalizados con diagnósticos médicos difíciles de afrontar.
Su labor es vital, el albergue está enfocado para quienes no pueden trasladarse a sus domicilios mientras sus hijas e hijos están internados.
Ante los muchos casos, voluntarios optaron por abrir otros albergues como la Asociación Civil “Donadores Altruistas de Puebla”. Aquí duermen desde hace dos semanas Graciela y su esposo Alfredo ambos de 27 años. Originarios de San Juan Xiutetelco en la Sierra Nororiental, su hijo de tan sólo dos meses de nacido está en el área de terapia intensiva por Neumonía.
En este lugar la cuota de recuperación es de 10 pesos por noche incluida la cena, sin embargo, otras familias de escasos recursos que tienen citas médicas acuden únicamente a desayunar y comer por la módica cantidad de 12 pesos en caso de menores y 20 para adultos.
“Donadores Altruistas de Puebla” tiene una mirada visionaria y de innovación que a la par de la actividad social busca mayor recurso económico, con proyectos sostenibles.
Es vital insistir en que las Asociaciones Civiles se sostienen de donaciones no sólo monetarias, también con contribuciones materiales y una muy importante de tiempo, para extender una mano amiga y un hombro para llorar cuando la angustia prevalece, cosa que saben hacer muy bien la señora Lucero y Claudia, presidentas de las asociaciones, de manera respectiva.
Es una labor difícil de realizar pero que las y los voluntarios hacen con la convicción de que un acto de bondad, por pequeño que sea, nunca será en vano.
¿Nos leemos el siguiente lunes? @Andy_Casco
