Un ejemplo es el de Luis, quien vende tamales en la Facultad de Medicina de la BUAP desde hace más de 20 años, resiente el impacto.
Andrea Casco
Las vacaciones, aunque para muchos representan días de felicidad, para otros pueden marcar períodos de preocupación. Este es el caso de los comerciantes en zonas escolares, cuyas ventas han disminuido en algunos casos hasta un 70 %.
Los vendedores de comida, dulces, copias y otros productos señalan que el movimiento en estos puntos ha disminuido notablemente.
Luis, quien vende tamales en la Facultad de Medicina de la BUAP desde hace más de 20 años, resiente el impacto. Aunque está acostumbrado a la disminución de clientes durante los días de descanso, esta vez lo ha percibido más. Ahora prepara menos tamales y, en cuanto a los atoles, aunque sigue ofreciendo todos los sabores, la cantidad preparada es significativamente menor.
Por su parte, Fernando, vendedor de papas, normalmente prepara un bote y medio de su producto, pero durante estos días solo hará la mitad de esa cantidad.
Esta disminución en las ventas no solo es percibida por los comerciantes, sino también por los transeúntes, quienes notan una menor afluencia, facilitando el tránsito por las zonas afectadas.
