La distinción entre hierbas aromáticas y especias se basa en que las hierbas son hojas de plantas o árboles, mientras que las especias provienen de semillas, cortezas o raíces.
Adan Morales
Las hierbas aromáticas y especias se erigen como protagonistas en la culinaria poblana, coronando el sabor y aroma de sus platos emblemáticos. Este componente esencial no solo añade un deleite sensorial, sino que también contribuye con propiedades terapéuticas y farmacológicas a la riqueza gastronómica mexicana.
Albahaca, romero, tomillo, laurel, orégano, epazote, cilantro, pápalo y perejil son algunas de las hierbas que dan vida a la cocina poblana, mientras que pimienta, canela, clavo y anís resaltan como las especias más empleadas.
Silvia, una consumidora habitual de estos ingredientes, comparte su aprecio: “Yo creo que sí para que le de sabor a la comida, y son milenarias porque siempre las ocupaban nuestros ancestros que nos enseñaron a ocupar ese tipo de especias.”
En la cocina de Yanet, estas hierbas y especias son imprescindibles. Ella destaca la importancia de adquirirlas frescas y vigilar su autenticidad: “Entonces, nuestras hierbas de olor hay que vigilar que sí sean, como el laurel, porque luego hay uno que no lo es. Entonces, hay que probarlo y sí sabe a laurel, porque hay uno que parece, pero no lo es.”
La tradicional cemita poblana, elaborada por Yanet desde hace años, es reconocida mundialmente y destaca por la presencia de hierbas aromáticas y especias. Ella advierte sobre los peligros de la industrialización y el uso de polvos en lugar de ingredientes frescos: “Nosotros lo que compramos son las hierbas secas y es lo que le agregamos a los elementos, porque lo que es polvo o procesado no tiene la misma textura y sabor. De hecho, lo que es la pata de vinagre debe llevar como principal que es el orégano y tiene que ser el original que es el de castilla.”
La distinción entre hierbas aromáticas y especias se basa en que las hierbas son hojas de plantas o árboles, mientras que las especias provienen de semillas, cortezas o raíces.
En conclusión, estas esencias naturales no pueden faltar en la cocina, ya que proporcionan a los alimentos una fragancia exquisita que estimula el apetito y aumenta el disfrute de cada comida. La riqueza de la cocina poblana se nutre de esta combinación única de sabores y aromas que deleitan los sentidos.
