Por ejemplo, las plantas comestibles cómo las espinacas son de calor, así que si se les mantiene por mucho tiempo en temperaturas bajas perderán su frescura y terminarán por pudrirse.
Andrea Casco
Kennya trata todos los días de cuidar su alimentación, y con ello los insumos que utiliza a diario para preparar sus platillos
Desde que llega de comprarlos, los lava, desinfecta, seca y coloca en el refrigerador. Aunque de esa manera todo pareciera estar en orden para cuidar la durabilidad y caducidad de los insumos, en realidad puede no serlo.
A decir de los expertos y académicos de la UNAM, hay ciertos productos que no deben ingresar al refrigerador, ya que en lugar de conservarlos su descomposición se acelera.
Por ejemplo, el jitomate, pues ser consumida en su punto máximo de maduración. Si se adquiere debe dejarse fuera del refrigerador, de lo contrario, podría hacer que su consistencia y sabor se pierdan, incluso se sabe que sus propiedades se modifican.
Las plantas comestibles cómo las espinacas son de calor, así que si se les mantiene por mucho tiempo en temperaturas bajas perderán su frescura y terminarán por pudrirse.
Las papas también deben ir afuera de la nevera. Cuando este tubérculo se expone al frío, transforma en azúcar su almidón, lo que hace que su textura, composición y sabor cambien por completo.
Las cebollas también deben ir fuera del refrigerador, debido a que dentro de el aire no circula, es más fácil que esta planta se descomponga mucho más rápido.
Las frutas pierden sus betacarotenos y licopenos cuando son expuestas a las bajas temperaturas.
La miel debe estar a temperatura ambiente. gracias a sus propiedades únicas, este alimento no necesita refrigeración, pues en vez de mantenerla líquida podría hacerse cristal y costará comerla.
Sin duda, en ocasiones el extremo cuidado que se tiene de las frutas puede llevarnos a cometer ciertos errores, sin darnos cuenta.
