El 28 de octubre se colocará una altar monumental, el 31 de octubre serán dos y el 01 de noviembre 30, de acuerdo a la tradición.
Enid Herrera
Corresponsal de Izúcar de Matamoros
Huaquechula, la tierra donde la tradición nunca muere, está lista para vivir su cultura a través de 33 majestuosos Altares Monumentales. Del 28 de octubre al 2 de noviembre esperan a más de 100 mil visitantes para que disfruten del ritual para recibir a las animas de sus seres queridos.
Las autoridades compartieron con la población el croquis para que se identifiquen las viviendas donde se colocó una ofrenda.
El 28 de octubre se colocará una altar monumental, el 31 de octubre serán dos y el 01 de noviembre 30, de acuerdo a la tradición.
Los Monumentales Altares de Huaquechula son estructuras piramidales de tres niveles erigidas en casas de familias que tuvieron la desdicha de tener un deceso durante los meses previos al día de muertos.
El primer nivel representa el mundo terrenal. En este se ubica la foto del familiar fallecido reflejada en un espejo. Para algunos, el espejo representa la entrada al más allá, o al inframundo.
En torno a la foto se colocan alimentos y objetos afines al difunto cuando vivía. La imagen del finado debe estar flanqueada por figuras de cerámica conocidas como “lloroncitos”, que representan a los deudos sufrientes, la figura tiene origen prehispánico. De igual forma colocan canastillas de flores y animalitos de azúcar conocidos como “alfeñiques”.
En el segundo nivel va un Santo Católico al que el difunto tenía fe, se cree que este intercederá para que el alma del fallecido ascienda al tercero y último nivel: la Cúspide Celestial.
Al representarse la cúspide celestial y dónde tienden a encontrarse todas las almas con Dios Padre. En el tercer nivel del altar se encuentra invariable un crucifijo que preside desde lo alto toda la estructura que representa el mundo celestial.
Importante compartir que, a pesar de ser una ocasión para visitas turísticas, no se debe olvidar que se trata de la pérdida de un ser querido, por lo que, para las familias es valioso que quienes visiten su altar, puedan llevar una vela o cera, para seguir iluminando el camino de quienes llegan del más allá. Otro aspecto a destacar de esta bella tradición es que las familias comparten alimento con los asistentes, durante las mañanas para los altares que ya se han abierto, ofrecen chocolate, café, pan y desayuno, durante la tarde es comida, agua y postre.
